Obesidad en Chile: La otra pandemia

Que el 74% de chilenos presente sobrepeso u obesidad debería ser por sí sola una noticia alarmante, pero lo es mucho más en esta época. ¿Sabías por ejemplo que los menores de 50 años con obesidad mórbida tienen el mismo riesgo de complicaciones por el coronavirus que los mayores de 65 años sin problemas de peso? Tomémosle el peso a esta epidemia nutricional, porque esta sí está en nuestras manos.

Por Daniela Ginestar

13/11/20

En junio de este año, un hombre se hizo viral en internet porque no lo reconocieron en su trabajo tras haber engordado 25 kilos. Durante la cuarentena se hizo adicto a la comida, a tal punto, de llegar a hacer seis comidas al día. Estamos hablando de un caso extremo. Pero, sin ir más lejos, mucha gente ha subido unos cuantos kilos por culpa del encierro. ¡La ansiedad y los días en pijama pasan la cuenta! Pero, ¿es la pandemia la causa de la creciente obesidad o es algo que se venía arrastrando hace tiempo?

La Organización Mundial de la Salud define el sobrepeso y la obesidad como “una acumulación anormal o excesiva de grasa que supone un riesgo para la salud”. Hoy las cifras son alarmantes. Los últimos datos publicados por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), muestran que el 74% de la población adulta en Chile sufre de sobrepeso u obesidad. Eso nos posiciona como el país de la OCDE con mayor tasa de obesidad en relación con su población, seguido por México y Estados Unidos.

La obesidad y su relación con el Covid-19

El tema ha surgido con mucha más fuerza desde los inicios de la pandemia, ya que es un hecho que el Covid-19 ha sido más letal en los jóvenes de Chile que de otras latitudes, como España e Italia.

El investigador estadounidense Barry Popkin realizó un estudio para establecer la relación entre las personas obesas y el riesgo de enfermarse y/o fallecer por Covid-19. Los resultados de su análisis fueron sorprendentes: se determinó que las personas con obesidad tienen un 46% más de riesgo de contraerlo; 113% más de probabilidades de requerir ser hospitalizados; 74% de mayor riesgo de ingreso a Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y 48% de mayor riesgo de mortalidad.

Sumado a lo anterior, un nuevo estudio realizado en el Hospital de Lille en Francia y divulgado en la revista ‘Obesity Surgery’, ha comprobado que, independientemente de la edad, los pacientes con obesidad tuvieron siete veces más ingresos en la UCI que los normopesos. Es decir, la gravedad de los síntomas asociados a la enfermedad aumenta a mayor índice de Masa Corporal (IMC). Por lo tanto, se considera que la obesidad sí es un factor de riesgo adicional.

Desde la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) advierten que el efecto post pandemia será alarmante. Su representante en Chile, Eve Crowley, cuenta que “a causa del impacto del Covid-19, aumentará la malnutrición en todas sus formas. De hecho, el 50% de los hogares más vulnerables de América Latina y el Caribe están cambiando su consumo hacia dietas menos saludables, dejando de lado los alimentos frescos como frutas y verduras”.

Respecto a Chile, Crowley dice que “aún no se sabe si subieron los índices de obesidad, pero sí aumentó el sedentarismo y alrededor de una de cada cinco personas en el país —según el PNUD y el Ministerio de Desarrollo Social y Familia— no accede a suficiente cantidad de alimento o debe conformarse con una menor calidad de estos. El menor consumo de alimentos o el consumo de alimentos de peor calidad, no solo puede implicar un aumento del hambre, también puede incrementar el sobrepeso y la obesidad”.

¿cómo disminuir los índices de obesidad en Chile?

Desde Elige Vivir Sano, su Secretaria Ejecutiva, Daniela Godoy, indica que se están impulsando medidas concretas para apoyar y generar oportunidades con el fin de incentivar una vida saludable.

Actualmente, existen seis centros Elige Vivir Sano en el país. Estos permanecen cerrados debido a la pandemia. El Gobierno quiere llegar a 2022 con treinta recintos construidos y al menos uno por región.  Además, se habilitarán doce plazas en diferentes comunas del país, con instalaciones de primer nivel, para todas las edades con  cinco módulos: calistenia, peso variable, inclusivo, infantil y personas mayores.

“También, se presentó el Plan Nacional de Movilidad que busca redestinar el uso de espacios públicos para el desplazamiento seguro durante la pandemia. Así, en los próximos meses se realizarán 110 proyectos de emergencia que incluyen ciclovías temporales, soluciones peatonales, zonas 30, ensanche de veredas y cruces Tokio, entre otros”, agrega Godoy.

En cuanto a la alimentación, Elige Vivir Sano seguirá potenciando el programa “Pedidos Sanos”, para que las personas puedan comprar frutas y verduras, con despacho a domicilio, a las ferias libres. Al mismo tiempo, se ampliará la iniciativa “Una comunidad: Un feriante”, con la que las comunidades de edificios, pasajes y condominios pueden contactar a feriantes para que vayan hasta su residencia, mejorando así el acceso a alimentos saludables y a bajo precio. 

Adicionalmente, Elige Vivir Sano sumará acceso a deportes y recomendaciones de alimentación por internet. “Seguiremos construyendo puentes y alianzas con los distintos sectores y actores para sumar esfuerzos y dar más oportunidades para que todas las familias puedan tener una vida saludable”, señala Godoy.

Según la FAO, la solución es transformar los sistemas agroalimentarios para que, como resultado, nuestras dietas sean adecuadas en cantidad, calidad y diversidad de alimentos.

Actualmente, las dietas saludables son inasequibles para muchas personas. Se estima que, en promedio, estas dietas son cinco veces más costosas que las dietas que sólo satisfacen las necesidades energéticas mediante alimentos básicos, como cereales o en base a almidón, como las papas. “Para incrementar la asequibilidad a las dietas saludables, el costo de los alimentos nutritivos debe reducirse. Los factores que determinan el costo de estas dietas se observan a lo largo de la cadena de suministro de alimentos, en el entorno alimentario y en la economía política, que define las políticas comerciales, de gasto público y de inversión. Para abordar estos factores, serán necesarias grandes transformaciones en los sistemas alimentarios, con soluciones universales y con diferentes compensaciones y sinergias para los países”, asegura Crowley.

Un kilo de frutas versus un kilo de pan

Si bien en Chile es más barato comprar un kilo de frutas que un kilo de pan, sigue existiendo altísimo porcentaje de obesidad. La directora ejecutiva de la Corporación 5 al día Isabel Zacarías, lo atribuye a un tema cultural arraigado en los hábitos alimentarios.  “La disponibilidad y la accesibilidad de los alimentos juegan un rol importante. La alta prevalencia de obesidad en Chile es multicausal. El ambiente alimentario, es decir, la disponibilidad y acceso a alimentos de alta densidad energética, sumado a la baja en la actividad física, constituyen un factor importante de la alta prevalencia de sobrepeso y obesidad”.

Como corporación, recomiendan una alimentación variada, que incluya además de frutas y verduras, productos lácteos, pescados, legumbres, carnes magras y granos enteros, principalmente avena, trigo, cebada y centeno. “El tipo de azúcar presente en las frutas y verduras (fructosa), unido a la fibra dietaria y otros componentes bioactivos, tienen un efecto positivo en la salud de las personas. Su absorción es más lenta y esta es la razón por la cual se recomienda comer las frutas y verduras enteras o trozadas”, aconseja Zacarías.

Cabe destacar que la cantidad de frutas y verduras a consumir diariamente, recomendada por la Organización Mundial de La Salud, es de al menos 400 gramos. En términos prácticos, lo anterior se traduce en 5 porciones: 3 de verduras y 2 de frutas.

Debemos hacer un cambio de mentalidad. Hoy somos conscientes del enorme daño que se genera a causa de una mala alimentación, que no sólo da pie para tener otras enfermedades, como hipertensión o diabetes, sino que ya se ha confirmado la relación entre el sobrepeso y los efectos del coronavirus en nuestros organismos.

Podemos desmitificar la creencia de que los alimentos saludables son ingeridos solamente para bajar de peso y podemos aprender a encantarnos con comidas saludables. Por otra parte, las opciones para ejercitarnos son infinitas. No es necesario pagar la membresía de un gimnasio para estar en forma, internet ofrece una enorme variedad de videos gratuitos y clases online. Está en nosotros cambiar la mentalidad, para que las futuras generaciones sean más conscientes de que la frase “eres lo que comes” es real.

¡Tomémosle el peso al tema!

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