Marzo es un mes que se imprime en el imaginario colectivo desde muchos flancos, pero sobre todo desde esa M de mujer, que permitió cambios significativos desde sus orígenes en las manifestaciones féminas alrededor del mundo, a comienzos del siglo pasado, pidiendo mejores condiciones de trabajo, derecho a voto o igualdad entre sexos.
Se trata de una llama que se gestó a partir de movimientos históricos, sentando bases gracias a mujeres que, principalmente en Estados Unidos y Europa, exigían justicia social y equidad en diversos campos de la sociedad.
En Chile al menos, más de cien años después, la brecha salarial sigue siendo un tema candente y crucial dado al impacto en términos de la desigualdad entre hombres y mujeres, que no sólo se enmarca en la sostenibilidad económica, sino que también impacta de manera significativa a su visibilidad en diversos espacios del quehacer.
Y es que, según números del INE para 2023, la brecha de género se ubicó en 29,6% en desmedro de las mujeres, en términos salariales. Al tiempo que el Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales, señaló que las mujeres reciben ingresos por un 21,7% menos que los hombres. Estas cifras no sólo son desalentadoras en términos locales, sino que nos ponen muy lejos del promedio de 20% de diferencia en dicha brecha, consignado por ONU a propósito de este 8M.
Quizás la respuesta a un desafío de tal envergadura sea incluso más simple de lo que se piensa, y se aleje de legislaciones, mandatos o normas. Porque, ¿qué pasa si empezamos a invertir en materia de género que se traduzcan en medidas de igualdad?
Porque tal vez, invertir en mujeres, que representan el 49% de la población mundial, pero tienen una esperanza de vida global de 5 años por sobre los hombres, según la OMS, sea la clave que permita lograr disminuir la brecha y, de paso, impulsar su potencial enfocándose en sus posibilidades de innovación y crecimiento.
¿Cómo hacerlo? La respuesta quizás es más simple de lo que parece pues, si empujamos iniciativas por y para mujeres, o proyectos que permitan relevar su importancia global, tendremos una movilización hacia el progreso iguales a lo hecho por iniciativas como #InvertirenMujeres de la ONU, o NiMasNiMenos, proyecto local de la Universidad de Talca y la Universidad Adolfo Ibáñez, que pretende sensibilizar a nuestra población en estas materias.
Y no sólo eso, sino también generar un compromiso colectivo por una sociedad más equitativa que permita construir una sociedad más justa, inclusiva y próspera.