En el segundo Congreso de Escritores de Puerto Rico, numerosos autores se sumergieron en debates sobre el estado actual de la literatura y su accesibilidad para los jóvenes.
Por Francisca Vives K.
¿Persiste la relevancia de la escritura? ¿Qué impulsa a un autor a crear? ¿Los jóvenes obsesionados con las redes sociales se integrarán a la comunidad lectora, o debemos abandonar la esperanza? Estas fueron algunas de las preguntas que más de 30 autores de diversas nacionalidades exploraron durante el segundo Congreso Internacional de Escritores de Puerto Rico. Este evento fue más que una simple reunión; fue una oportunidad para conectarse con estudiantes curiosos de la nueva generación, especialmente desde un lugar que ha experimentado desafíos significativos, como el devastador huracán María y la sensación de abandono por parte de Washington, en este estado libre asociado ubicado entre el Caribe y el Atlántico.
Sin embargo, los verdaderos protagonistas del Congreso no fueron solo los autores, sino cientos de jóvenes provenientes de escuelas públicas de Puerto Rico. Sentados en las gradas, lanzaron preguntas provocadoras a las estrellas literarias, desde el Nobel francés Jean Marie Gustave Le Clézio hasta el Premio Cervantes Sergio Ramírez y el Pulitzer Hernán Díaz, así como destacadas autoras como Mariana Enríquez, Guadalupe Nettel y Rita Indiana, entre otros, llegados de España, Nicaragua, Argentina, Cuba, Colombia, México, República Dominicana y el país anfitrión, Puerto Rico.
Le Clézio, quien celebró sus 84 años durante el congreso, compartió reflexiones generosas con estudiantes de secundaria de Caguas (Puerto Rico). Les recordó que la literatura abarca desde El Quijote hasta los intercambios orales entre los indígenas de una selva en Panamá, donde él mismo vivió. Destacó que un libro es una voz que transmite un mensaje y una visión del mundo, invitando al intercambio, algo que se asemeja a la comunicación activa en las redes sociales.
Laura Niembro, directora de contenidos de la Feria del Libro de Guadalajara, compartió consejos entusiastas sobre cómo elegir el libro adecuado, instando a los jóvenes a no limitarse a leer las contraportadas, sino a dejarse guiar por el contenido del libro mismo.
La argentina Mariana Enríquez, conocida por sus historias de terror, causó sensación al hablar sobre su proceso creativo, utilizando lo real como punto de partida para luego distorsionarlo en la ficción. Rita Indiana, por su parte, destacó el poder de la ficción para nombrar lo que a menudo carece de palabras en la realidad.
Durante el evento, una estudiante preguntó a Guadalupe Nettel si temía herir a su familia con su escritura. Nettel respondió que la mejor estrategia es escribir como si nadie fuera a leerlo, tratándolo como un diario secreto, y luego decidir qué compartir.
José Manuel Fajardo, coordinador del festival, reconoció que conectar con los jóvenes es fundamental y expresó su obsesión por encontrar formas de transmitirles el amor por la literatura. Elena San Pedro, autora puertorriqueña, concluyó con un mensaje de aliento: “Nunca se rindan”.
