God save the Queen

El mundo le dice adiós a la monarca más longeva de la historia y la tercera persona en estar más años a la cabeza de un reino. Isabel II muere a los 96 años y aquí te contamos su vida.

Por Berni Cruz @bernicruzmr / Imágenes @theroyalfamily

08/09/2022

“Lilibet” la llamaban cuando era niña y ya se caracterizaba como una persona de fuerte personalidad. Cuando Wiston Churchill la conoció ella tenía solo dos años y aun así la describió como “un personaje”.

Elizabeth Alexandra Mary, nació en Londres un 21 de abril de 1926. Era la hija mayor del príncipe Alberto, hermano de Eduardo, el heredero a la corona británica, y de Isabel Bowes-Lyon.

Sin tener sobre sus hombros la obligación de algún día encabezar una monarquía, la niña creció bajo la protección de padres y una educación más ligada a la aristocracia que a la realeza. Sin embargo, esa libertad duró hasta que su tío abdicó al trono al enamorarse de la estadounidense dos veces divorciada, Wallis Simpson. Un romance prohibido para la época.

Es así como en 1936, Lilibet comienza a ser conocida como Isabel, primera en la línea de sucesión al trono británico luego de que su padre se coronara como el rey Jorge VI. Comienza una larga preparación que incluyó pertenecer en plena Segunda Guerra Mundial al cuerpo femenino del ejército inglés. 

Llega 1952 y mientras Isabel se encontraba en un viaje por África junto a su marido Felipe, Jorge muere, convirtiéndose así en la monarca de 16 estados independientes, figura política importante en los 54 países  que conforman la Mancomunidad de Naciones y cabeza de la iglesia anglicana.

Tras un año de preparación, el 2 de junio de 1953, la nueva reina posaba la corona sobre su cabeza jurando servir al Reino Unido hasta su último día. Era un 2 de junio de 1953 y la ceremonia en la Abadía de Westminster era transmitida por televisión. Más de 120 millones de personas fueron testigos de su promesa a través de la pantalla. Palabras que la acompañan hasta hoy. Porque, a pesar de lidiar en un mundo mayormente protagonizado por hombres, de sufrir en carne propia escándalos, no ha dejado sus labores. De eso ya han pasado 68 años, convirtiéndose en la monarca con más tiempo a la cabeza de un trono.

Su historia de amor

Ahí mientras era coronada, un hombre observaba cómo su vida cambiaba con el nuevo rol de su mujer. Era Felipe, príncipe consorte, duque de Edimburgo, barón de Greenwich y conde de Merioneth. El hombre que hasta su muerte el 9 de abril del año 2021, caminó siempre tres pasos detrás de ella.

En 1939 se vieron por primera vez en la Universidad Naval de Dartmouth. Ella tenía solo 13 años y él 18. Los reyes estaban haciendo una visita oficial y como había un brote de sarampión, Felipe fue el designado a cuidar a las entonces princesas Isabel y Margarita de contagios.

Luego vinieron años de cartas y de un coqueteo que terminó con la vuelta de Felipe a Inglaterra de sus actividades en la Guardia Real. Tenía una idea fija: casarse con Isabel. Un año más tarde, un 20 de noviembre de 1947, su sueño se concretó ante dos mil invitados en la abadía de Westminster. 

La entronización para la pareja no solo trajo consigo un cambio de domicilio y más cargas laborales. También implicó una decisión que incluso fue revisada por el mismísimo primer ministro de la época Wiston Churchill.

Isabel debía dejar de lado el apellido de su marido para abrazar el de la casa Windsor. En 1960 la monarca dio la orden de que su descendencia masculina, que no tuviera el título de alteza o de príncipe, llevara como apellidos Mountbatten-Windsor.  

La pareja pasaba largas temporadas separada y según la mayoría de los biógrafos de los Windsor, es precisamente en el extranjero donde el duque solía conquistar a alguna mujer.

A pesar de los rumores de infidelidades, la reina y su príncipe consorte mantuvieron la imagen de un matrimonio unido aunque puertas adentro, vivieron algo muy distinto. Sus hijos Carlos, Ana, Andrés y Eduardo, les dieron ocho nietos y 10 bisnietos.

Jaque a la reina

No hubo hijo que no le diera más de un dolor de cabeza a Isabel II, algo que también hicieron algunos de sus nietos.

Claro que los primeros problemas, que eran el comidillo perfecto de la prensa sensacionalistas, comenzaron décadas antes, cuando su hermana Margarita tuvo un romance secreto con Peter Townsend, un hombre divorciado, mayor que ella y que, además, trabajaba como director adjunto de la Casa Real luego de ser oficial de la Fuerza Aérea británica. Estaban enamorados y querían casarse. Pero fue la propia reina quien lo prohibió. Para ella, los Windsor no podría verse involucrados en escándalos. La hermana menor, cayó en depresión, vicios y una vida cargada de malas decisiones y solitaria.

Pero fue en el año 1980 cuando apareció en su vida una mujer que le cambió su reinado. Se trataba de Diana Spencer, quien a los 19 se comprometió con el heredero, el príncipe Carlos. Sus ojos inocentes y encanto rápidamente la convirtieron en la favorita del reino.

Un año más tarde se casaron pero el desamor de él hacia ella y la figura de Camilla Parker–Bowls, terminaron con el cuento de hadas. En 1995, Diana dio una polémica entrevista a la BBC en la que, entre otras cosas, habló de vivir presiones al interior de Buckingham, de anorexia, bulimia y, de cómo su matrimonio era integrado por tres personas, haciendo alusión a la infidelidad de su marido. 

Diana, era el blanco favorito de la prensa y también, de los paparazzi. De hecho, la noche del 31 de agosto de 1997, cuando perdió la vida junto a su novio Dodi Al Fayed, en el puente del Alma en París, iba precisamente a alta velocidad huyendo de ellos. 

En 1992, Ana, la única hija de la pareja, también se divorció y Andrés, quien se casó con Sarah Ferguson, también terminó su matrimonio en medio de escándalos e infidelidades. Claro que nada comparado con las acusaciones de acoso sexual que recayeron sobre él al verse involucrado en el caso Epstein. 

Y si de escándalos se trata, también están los protagonizados por sus nietos, especialmente de Harry, el menor de los hijos de Diana y Carlos quien además de renunciar a la corona tras casarse con Meghan Markle, sino que ambos dieron una entrevista a Oprah Winfrey en la que dijeron, entre otras cosas, que fueron víctimas de maltratos y racismo.

Claro que Isabel siempre supo ser más fuerte incluso en los momentos que más rechazo tuvo entre la ciudadanía. Por ejemplo cuando luego de la muerte de Diana, guardó un largo silencio. Era imperdonable para los británicos. Había muerto la princesa del pueblo y a ella se le sindicaba como la mujer que le hizo la vida imposible. 

Eso duró unos años. Poco a poco la monarca volvió a estar en primera línea. Se mostró más cercana e incluso llegó a protagonizar una parodia de James Bond para la ceremonia de los Juegos Olímpicos de Londres de 2012.

En Balmoral, Isabel cierra 70 años de un reinado con altos índices de aprobación de un pueblo que agradece el haber cumplido con su promesa de servir al reino hasta el día de su muerte. 

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