Carlos es proclamado nuevo monarca de Gran Bretaña

En una ceremonia histórica que combinó trompetas, juramentos y cañonazos, Carlos III fue proclamado rey este sábado en Londres, asumiendo las “pesadas responsabilidades” de la corona con el ejemplo “inspirador” de su madre Isabel II.

Por Francisca Vives K. / @franvivesk Fotos: Instagram

Con la máxima solemnidad y el mayor respeto por el protocolo y la tradición, Carlos III fue investido como jefe de Estado con la onerosa tarea de suceder a una monarca ultrapopular que había demostrado un férreo sentido del deber y preservado la monarquía a lo largo de sus 70 años de reinado, el más largo de la historia del Reino Unido.

“El Príncipe Carlos Felipe Arturo Jorge se ha convertido, por la muerte de nuestra Señora Soberana de feliz memoria, en nuestro Carlos III… Dios salve al Rey”, proclamó el Consejo de Adhesión, reunido en el Palacio de San James. La asamblea repitió entonces: Dios salve al Rey. Y por primera vez, millones de personas de todo el mundo vieron cómo el hijo de la reina Isabel II, de 73 años, juraba defender la Constitución y firmaba la proclamación que lo convertía en rey.

“El reinado de mi madre fue inigualable en su duración, su dedicación y su devoción”, dijo Carlos, que iba vestido con un traje negro de luto. “Aun cuando lloramos, damos gracias por esta vida tan fiel. Soy profundamente consciente de esta gran herencia y de los deberes y pesadas responsabilidades de la soberanía, que ahora han pasado a mí.”

Su esposa, Camilla, reina consorte, y su hijo mayor, William, que ahora lleva el antiguo título de su padre, el Príncipe de Gales, estuvieron junto a Carlos mientras hablaba.

Cuando terminó y se firmaron las proclamas, Penny Mordaunt, presidenta del Consejo del Reino Unido y alta política del Partido Conservador, preguntó al nuevo rey si la declaración que acaba de firmar podía hacerse pública.

“Aprobado”, respondió Carlos.

No se ha fijado una fecha para la coronación de Carlos, donde recibirá el orbe y el cetro como símbolos de su reinado.

Una ceremonia rica en simbolismo

La ceremonia, televisada por primera vez, tuvo lugar en el Palacio de St. James. Además de la presencia de la nueva reina consorte Camilla, el nuevo heredero al trono William, estaba la primera ministra Liz Truss y varios de sus predecesores, el alcalde de Londres, Sadiq Khan, y los altos comisionados de los países de la Commonwealth donde Carlos también será rey.

La anterior ceremonia de proclamación tuvo lugar en 1952, cuando Isabel II fue proclamada reina.

El Consejo de Adhesión es una formalidad centenaria para reconocer la soberanía del nuevo rey, aunque éste se convierte automáticamente en monarca tras la muerte de la Reina.

Al final de la ceremonia, sonaron las trompetas y los cuernos y Carlos III fue proclamado Rey en público en el balcón del Palacio de San James, ante una audiencia de guardias con sus icónicos uniformes rojos.

“Considerando que ha complacido a Dios Todopoderoso llamar a su misericordia a nuestra difunta soberana, la Reina Isabel II, de bendita y gloriosa memoria, por cuyo fallecimiento la corona de Gran Bretaña e Irlanda del Norte recae única y legítimamente en el Príncipe Carlos Felipe Arturo Jorge”, comenzaba la proclama en la voz de David Vines White, el Rey de Armas de la Jarretera, que es un cargo heráldico que ha estado en la casa real desde 1484

“¡Dios salve al rey!”, declaró.

A continuación una banda militar tocó la primera estrofa del himno nacional, que durante los 70 años del reinado de Isabel se conoció como “Dios salve a la Reina”.

Poco después, estalló una salva de 41 cañonazos en el Hyde Park de Londres, a la que siguió una salva de 62 cañonazos en la Torre de Londres.

“Tres hurras por su majestad el rey”, declaró White, mientras abajo los miembros de la Guardia del Rey se quitaban sus icónicos sombreros de piel de oso. “¡Hip, hip!”

“Hurra”, respondieron tres veces.

Comienza la era de Carlos III

Varios centenares de personas se concentraron frente a St James. En el Parlamento, los diputados y los lores juraron lealtad al nuevo rey. Por la tarde, el nuevo Rey recibirá a la Primera Ministra, a los principales ministros y a los líderes de la oposición.

Carlos III accedió al trono en un momento difícil, con el Reino Unido enfrentándose a su peor crisis económica en 40 años y con cuatro primeros ministros en seis años.

Con 73 años, es el monarca británico de mayor edad al inicio de su reinado.

“Este es el momento que he estado temiendo”, reconoció el monarca al recibir el viernes por primera vez a la Primera Ministra Liz Truss.

Carlos III es infinitamente menos popular que su madre, que mantuvo el prestigio de la monarquía, sin conceder entrevistas y guardándose sus opiniones hasta su muerte el jueves en su casa escocesa de Balmoral.

Pero no se trata de que ceda el testigo a su heredero William, ahora Príncipe de Gales, como algunos habían previsto en los últimos años. En su primer discurso, el viernes por la noche, Carlos prometió servir al pueblo británico durante el resto de su vida, tal y como hizo su querida madre Isabel II en su 21º cumpleaños.

Un discurso tranquilizador frente a los temores

Los retratos de Carlos aparecen en las portadas de todos los diarios del sábado, alabando su primer discurso. “Me esforzaré por servir con lealtad, respeto y amor”: esta cita de Carlos adorna las portadas de The Independent, The Guardian y The Financial Times.

Para el diario sensacionalista The Sun, el discurso disipó algunos temores de que Carlos no pudiera llenar el vacío dejado por la muerte de Isabel II. “Carlos, con su conmovedor discurso inaugural, nos ha dado toda la confianza de que desempeñará el papel con sabiduría, habilidad y compasión”, decía la editorial. “A veces hemos temido que fuera un rey militante, un riesgo para el futuro de nuestra monarquía. Pero ya no”, añade el texto.

El nuevo rey fue ovacionado a su llegada a Buckingham el viernes por la tarde, a su regreso de Escocia. Acompañado por su esposa Camilla, ahora reina consorte, estrechó la mano de decenas de personas apretadas contra las barreras fuera del palacio.

Miles de personas han acudido a las residencias reales desde la noticia de la muerte de Isabel II para depositar ramos de flores y palabras de homenaje, reflejando la abrumadora emoción en el Reino Unido y en el extranjero desde su muerte.

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