Vuelve el abanico ante la crisis climática

Es un must del verano en el hemisferio norte donde las temperaturas altas no han dado tregua y la falta de energía para hacer funcionar los aires acondicionados no dejan más alternativas. Aquí te contamos de su historia, tendencia, qué famosos lo usan e incluso de su lenguaje secreto. 

Por Berni Cruz @bernicruzmr

03/08/2022

Se dice que la historia del abanico comienza en el imperio egipcio, sin embargo, el primero de tipo plegable como los que usamos hoy en día, se remonta a China en el siglo VII. Luego, arribó a Europa en el 1400 cuando lo importaron los portugueses en sus viajes al oriente. 

Pronto Italia, Francia y España donde es indispensable en el baile flamenco, fabricaron sus propios abanicos cargados de detalles y diseños convirtiéndose en un accesorio imprescindible para las mujeres de la época lo que perduró hasta comienzos del siglo XX.

Luego, con la aparición de máquinas que enfrían el aire, este accesorio pasó al olvido… hasta ahora, ya que los abanicos son los reyes en el verano europeo.

Así es, porque los 40 grados Celsius promedio que se sienten en el hemisferio norte están siendo atacados de otras maneras esto debido a la fuerte crisis energética mundial que ha llevado a que incluso en la ONU se propongan medidas para cuidar el medioambiente y que países como España ya aplique multas a quienes tengan al aire acondicionado a menos de 27 grados. Es ahí donde el abanico aparece como un superhéroe.

Ha sido tanto su boom que incluso firmas de alta costura lo han incluido en sus últimas colecciones tanto para mujeres como para hombres cagados de diversos materiales como telas, madera, criales y plumas. Además, artistas como Madonna o Beyoncé y celebrities como Stella del Carmen Banderas, Elle MacPherson o la influencer Chiara Ferragni lo usan y suben imágenes a sus redes sociales.

Lenguaje secreto

Discreto, símbolo de estatus social, femenino y una herramienta de seducción. Así era el abanico para las mujeres que hasta el siglo XX lo veían como un must. Por aquel entonces, su uso no era al azar ya que cada movimiento implicaba en sí mismo un mensaje que iba más allá de refrescar. Y claro, casi siempre era de carácter romántico.

Aquí te contamos algunos de ellos:

–Ponerlo sobre la mejilla derecha: sí.

–Ponerlo sobre la mejilla izquierda: no.

–Moverlo con la mano izquierda: nos observan.

–Cambiarlo a la mano derecha: eres un osado.

–Dejarlo deslizar sobre la mejilla: te quiero.

–Tenerlo cerrado: ¿Me quieres?

–Deslizar sobre los ojos: vete, por favor. 

–Tocar con el dedo el borde: quiero hablar contigo.

–Abanicarse despacio: estoy casada.

–Abanicarse deprisa: estoy comprometida.

–Poner el abanico en los labios: bésame.

–Abrirlo despacio: espérame.

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