El beso que hizo historia: a 22 años del icónico momento de Britney, Madonna y Christina

El 28 de agosto de 2003, los MTV Video Music Awards pasaron a la historia gracias a una performance que marcó a toda una generación. Madonna, Britney Spears y Christina Aguilera compartieron escenario —y besos— en un show que cruzó los límites de la provocación y se transformó en un fenómeno cultural que todavía se comenta.

Han pasado 22 años, pero las imágenes siguen dando vueltas en la memoria colectiva: Britney Spears y Christina Aguilera, vestidas de novia, interpretando Like a Virgin mientras avanzan por el escenario del Radio City Music Hall en Nueva York. Al centro, Madonna vestida de novio. Todo parecía un homenaje a su icónica presentación de 1984… hasta que llegó el beso. Primero con Britney, luego con Christina.

Pero el beso que quedó en la historia —y en todas las portadas— fue el primero. ¿La razón? La cámara enfocó justo en ese momento la reacción de Justin Timberlake, exnovio de Britney, quien seguía la presentación desde la primera fila.

La escena fue calculada al milímetro. Madonna, siempre hábil para leer y manipular la cultura pop, aprovechó la plataforma para reafirmar su lugar en la industria mientras traspasaba simbólicamente la corona a las nuevas divas del pop. Britney y Christina, por su parte, consolidaban su estatus como las grandes estrellas jóvenes del momento.

Los medios hablaron de escándalo, las asociaciones de padres pusieron el grito en el cielo y los canales de televisión repitieron la escena hasta el cansancio. Fue, además, uno de los primeros virales de la era digital: antes del auge de YouTube o las redes sociales, las imágenes circularon en sitios de noticias, foros y descargas.

Veintidós años después, el famoso beso sigue generando debate. Algunos lo consideran una jugada brillante de marketing; otros, una provocación vacía en tiempos donde el sexo se usaba para vender todo. Lo cierto es que fue un momento bisagra, en el que el pop, la televisión y el espectáculo global entendieron el poder de una imagen.

Hoy, cuando las estrellas del pop controlan su narrativa a través de redes sociales, aquel beso funciona como un recordatorio de la época en que la televisión y los premios podían definir —o transformar— carreras.

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