Presentadora, cantante, actriz, y una de las más grandes coristas italianas. Falleció hoy a los 78 años, tras una enfermedad que -decía su expareja Sergio Japino- “hacía tiempo que atacaba su cuerpo tan diminuto, pero lleno de energía”.
Por Francisca Vives K / @franvivesk
Excéntrica, vanguardista: Raffaella Carrà será para siempre uno de los iconos de la cultura pop más célebres del siglo. Presentadora, cantante, actriz, corista, de carácter irónico e inoxidable, desde los años setenta hasta la actualidad, fue sin duda sido uno de los rostros más reconocidos de la televisión italiana. Hola, Raffaella ?, Raffaella Carrà Show, Canzonissima, Fantastico y Carràmba! What a Surprise fueron solo algunos de sus inolvidables espectáculos. Pero fueron sus canciones las que la llevaron a lo más alto y la convirtieron en aquel ícono que permanecerá para siempre en el imaginario colectivo de varias generaciones. Y es que sencillamente, somos muchos los que no podemos controlar los pies cuando escuchamos una canción suya. Ella, con ese rubio platino, que se convirtió en un símbolo y fue imitado hasta el cansancio, vestida con looks asombrosos y modernos, fue siempre una imagen clara y capaz de despertar asombro y curiosidad. Sus atuendos más memorables, declaraciones intrépidas y atrevidas, se recordarán ahora como parte del mito.
EL 18 DE JUNIO HABÍA CUMPLIDO 78 AÑOS.
El anuncio de su fallecimiento lo hizo Sergio Japino, director de todos sus espectáculos y, durante muchos años, su compañero, a la agencia Ansa.
“Raffaella nos ha dejado. Se fue a un mundo mejor, donde su humanidad, su inconfundible risa y su extraordinario talento brillarán para siempre”, dijo, “uniéndose al dolor de los queridos nietos Federica y Matteo, de Bárbara, Paola y Claudia Boncompagni, amigas de toda una vida y de los colaboradores más cercanos”.
Raffaella Carrà -cuyo verdadero nombre era Raffaella Maria Roberta Pelloni- nació en Bolonia el 18 de junio de 1943. Comenzó su interminable carrera en el mundo del espectáculo a los 9 años, en 1952 .
Murió hoy a las 16.20 horas, tras una enfermedad que – explicaba Japino en el comunicado – “había atacado su cuerpo tan diminuto pero tan lleno de energía desbordante durante algún tiempo. La suya es una fuerza imparable, que la ha impuesto en la cima del sistema estelar mundial, una voluntad de hierro que nunca la ha abandonado hasta el último momento, asegurándose de que nada de su profundo sufrimiento se filtre. Un gesto más de amor hacia su público y hacia quienes compartían su afecto, para que su calvario personal no perturbara su brillante recuerdo”.
LENTEJUELAS Y LAMÉ
Desde los videos musicales de sus grandes éxitos hasta apariciones en televisión, lentejuelas y lamé han acompañado muchos de los looks icónicos de Raffaella Carrà: bodys adornados, chaquetas con hombros acolchados adornados, vestidos largos de noche salpicados de miles de brillantes cuentas.
Casi nunca mostraba el escote pero si su trabajado abdomen cuyo ombligo estuvo censurado en la televisión italiana por petición del Vaticano durante varios años. Pero su imagen, con esa sonrisa permanente y su pelo revuelto, más parecía el de una niña que el de una femme fatale, de ahí que sus letras sobre la liberación sexual pasarán desapercibidas entre tanta fiesta. En Hay que venir al sur, por ejemplo, un manual sobre cómo encontrar el placer sexual, Rafaella cantaba que había tenido “muchas experiencias” y aseguraba que lo más importante era hacerlo “con quien quieras tú”. Valiente, atrevida, pero insinuándolo nada más, en 53-53-456 cantaba dirigiéndose a las féminas que buscaban el placer solitario. Lo mismo que se dirigía a los homosexuales, comprendiéndolos, en el tema Lucas. Y también, como una llamada comprensiva, a ellas, en Una mujer en el armario. Lo suyo era proclamar la libertad desde el pop, un arte efectivo si consideramos además que lo hacía envuelta en una apariencia inofensiva: una mezcla de disco y rumba—y hasta punk, según ella misma explicó en alguna oportunidad, quitándole la connotación negativa al adjetivo “vividora”, más bien le puso lentejuelas al feminismo y logró cantar sobre sexo sin parecer nunca vulgar.
Su último trabajo fue Replay en 2014, un álbum de música dance con temas en español, italiano e inglés, “del que no había necesidad”, según admitió ella misma, pero que realizó “por pura diversión”, a sus 70 años.
“Yo no quiero ser joven, quiero divertirme con los jóvenes”, dijo Rafaella cuando presentó ese disco, que no llevó aparejada una gira porque, remató: “ahora quiero vivir mi vida”.