DIANA, QUE HOY HABRÍA CUMPLIDO AHORA 60 AÑOS, NO CONOCIÓ MÁS VIDA ADULTA QUE LA DE LA REALEZA. MURIÓ JOVEN, APENAS TENÍA 36 AÑOS. PERO, MIENTRAS SU MATRIMONIO SE QUEBRÓ, ELLA CONSIGUIÓ ENCONTRAR SU PROPIO DESTINO Y VOLVERSE UN ÍCONO MUNDIAL MÁS ALLÁ DE BUCKINGHAM Y LA CORONA.
Por Francisca Vives K / @franvivesk
DIANA EN SU INFANCIA
La princesa Diana no tuvo una infancia del todo feliz. A lo largo de su vida, ella misma lo contó en varias entrevistas: vivió en un lugar que consideraba maravilloso, la finca de Althorp, propiedad de su familia desde hacía siglos, pero rodeada de unos padres que apenas la tomaban en cuenta. Nació el 1 de julio de 1961 en el seno de una familia aristocrática, de hecho Isabel II, ya entonces reina, asistió al matrimonio de sus padres, en 1954.
ANTES DE SER PRINCESA
A los 18 años se independizó. Con una parte de la herencia que le dejó su bisabuela materna, Fanny Work, compró un departamento de tres habitaciones. Para mantenerse, pintó paredes, limpió casas, enseñó danza y cuidó niños. Sabía que todo esto era transitorio porque, fiel a la educación que había recibido, soñaba con casarse lo más pronto posible.
DIANA Y CAMILLA PARKER EN 1980
Fueron varias veces las que Diana afirmó que en su matrimonio eran tres. Y lo decía con el conocimiento de que había sido incluso antes de casarse, o de comprometerse con Carlos. Camilla, amiga de la hermana de mayor de Diana, se convirtió en algo así como una mentora de la sociedad royal para la futura princesa. Una relación que terminó por romperse cuando Diana se dio cuenta de que Camilla jamás salió de la vida de Carlos.
EL COMPROMISO ENTRE CARLOS Y DIANA
Fue un 24 de febrero de 1981, cuando una jovencísima Diana de apenas 19 años y el príncipe Carlos de Inglaterra hacían público su compromiso ante el mundo entero. En ese entonces todo era ternura y sonrisas.
LA GRAN BODA REAL
Fue apenas un meses después del compromiso, El 29 de julio cuando Diana finalmente hizo realidad ese cuento de hadas con una boda vista por 750 millones de personas en todo el mundo, el enlace nupcial con más espectadores de todos los tiempos.
Los diseñadores David y Elizabeth Emanuel fueron los creadores del vestido de ensueño de princesa que Diana lució aquel día: mangas voluminosas, sedas flotantes, una cola de tafetán de casi 8 metros, cintura ceñida y encaje antiguo bordado con perlas y lentejuelas.
DIANA Y LA REINA ISABEL
Lady Di no era ni mucho menos una extraña cuando se emparentó con los Windsor y cumplía con los cánones para convertirse en la protagonista de un cuento de hadas en el imaginario colectivo. Era una candidata más idónea, aparentemente, para ser la mujer del futuro rey del Reino Unido que Camilla Parker Bowles, divorciada y madre de dos hijos, por lo que inicialmente contó con la aprobación de la soberana británica. Eso, hasta que el matrimonio se quebró y se publicó en 1992 el libro de Andrew Morton ‘Diana: Her True Story’ (‘Diana: su verdadera historia’). Aquello dinamitó el statu quo e Isabel II decidió ponerse del único lado posible para ella: el institucional.
LA TIERNA RELACIÓN CON SUS HIJOS
Pese a su condición de integrante de la familia real y a las adversidades que enfrentó en su matrimonio, Diana como cualquier otra madre , siempre trató de dar grandes y emotivos momentos a sus hijos William y Harry, quienes tenían 15 y 12 años cuando ocurrió el fatal accidente que le arrebató la vida el 31 de agosto de 1997. Siempre evitó hacer diferencias entre ambos, educándolos como iguales pese a su distinto porvenir. Nunca favoreció a su primogénito a pesar de su segundo puesto en la línea de sucesión al trono y se aseguró de que tanto los empleados de palacio como los miembros de la familia real británica les trataran por igual.
EL DÍA QUE LADY DI CAMBIÓ EL ESTIGMA DEL SIDA
El año 1987 se vivió una de las crisis más fuertes de SIDA a nivel mundial, la ciencia se encontraba constantemente buscando curas, orígenes y formas de transmisión de virus de inmunodeficiencia humana (VIH) a la par de que socialmente existía un fuerte rechazo a los portadores, como consecuencia de la ignorancia y homofobia.
Las fotografías de Diana estrechando la mano a enfermos dieron la vuelta al mundo y contribuyeron a desmontar las falsas creencias sobre la enfermedad.
En aquel entonces un enfermero del Hospital Middlesex de Londres dijo: “Si alguien de la familia real puede darle la mano a un enfermo de sida en un hospital, alguien en una parada de bus o en un supermercado puede hacer lo mismo”.
SU LOOK DE PELO LARGO
Mientras que la Diana Spencer adolescente llevaba el pelo largo, rubísimo y súper liso, cuando dio el salto a la vida pública a los 19 años estrenó el que se convertiría en el ‘corte de pelo Lady Di’, una versión más juvenil de la melena de Farrah Fawcett, pero con una cascada de capas más cortas que realzaban sus esculpidos pómulos. Ya en los 80, la princesa alternó diferentes versiones de su look de cabecera, con cantidades variables de su eterno volumen explosivo, y aderezado con accesorios dramáticos como pasadores brillantes, adornos florales o, por supuesto, tiaras de diamantes. Solo hubo una excepción: en 1984, se dejó crecer el pelo lo justo para recogerlo hacia atrás y con la raya muy al lado recreando un peinado entre ochentero y años 40. Ni que decir que inspiró a miles –si no millones– de mujeres de todo el mundo a adoptar ese mismo pelo corto con su flequillo flotando hacia un lado, bien suelto o bien cardado con la pertinente ráfaga de laca para desafiar a la gravedad.
EL NACIMIENTO DE UNA ROCKSTAR
Su matrimonio con Carlos ya estaba muerto desde que nació el pelirrojo Harry, en 1984. Dividida entre la Diana tímida que había sido hasta entonces, el desprecio de la maquinaria de Buckingham, y un marido que sólo mantenía las formas en público, a Lady Di sólo le quedaba una alternativa: pasar de princesa de Gales a princesa global. Y logró mucho más que eso. Se convirtió en toda una rockstar y el comienzo fue en noviembre de 1985, cuando con el príncipe Carlos fueron como invitados de honor a una recepción ofrecida por el presidente Ronald Reagan y su esposa, Nancy, en la Casa Blanca. El actor de Hollywood John Travolta era uno de los invitados al banquete oficial y durante la velada, la estrella de Fiebre del sábado noche y Grease reunió el coraje e invitó a la princesa Diana a bailar. Las imágenes dieron la vuelta al mundo.
SUS FAMOSOS LOOKS DEPORTIVOS
A fines de los años noventa, cuando los paparazzis no dejaban respirar a Lady Di, era constantemente fotografiada al salir de su club deportivo o paseando por el barrio de Chelsea. Y en dichos casos, Diana siempre solía lucir un estilo deportivo chic impecable que se nos ha quedado grabado en nuestras retinas.
CON SU OUTFITS MASCULINOS
La princesa Diana es un referente de estilo absoluto. Y aunque las primeras imágenes que vienen a nuestra mente cuando la evocamos, pueden consistir en estilismos llenos de colores pastel o sensuales vestidos en combinación con stilettos, hay un look que ella solía llevar y lo hacía con mucha gracia. Nos referimos a sus atuendos con detalles masculinos, aquellos en los que Diana de Gales rompió estereotipos de feminidad y, con suma elegancia, demostró que las mujeres pueden llevar un esmoquin o una corbata.
LA PRINCESA DE LOS NIÑOS
La primera ocupación profesional de Diana, aquella de cuidar niños, fue algo que nunca abandonó del todo. En cada viaje oficial su mano a la hora de acercarse a los niños de cualquier país, en cualquier situación, la convertía en el miembro más cercano de la familia real británica. Y No sólo con los niños sino que siempre tuvo un gesto amable o tierno con quien se lo pidió.
SU ICÓNICO REVENGE DRESS
Solo la princesa Diana podía lograr que un little black dress fuera algo más que eso y se convirtiera en una prenda histórica, no solo de su vida, sino para la moda en general. La royal favorita de todo el mundo llevó muchos vestidos, pero hubo uno en particular que definitivamente fue y sigue siendo un hito dentro de sus estilismos. Hablamos del popularmente conocido como el ‘vestido de la venganza’: la noche que Carlos iba a confesarle al mundo lo que ya sabían (que llevaba décadas de infidelidad a Diana con Camilla Parker-Bowles), Diana estaba invitada a una fiesta de Vanity Fair. Y no sólo acudió sino que lo hizo con un estilismo letal: taconazo y un vestido de Christina Stambolian que robó todas las portadas al día siguiente. Ese fue el batatazo que más daño hizo a la imagen de la Corona: un Carlos poco empático, hablando de su relación con Camilla, acompañado en todas las portadas de un look en el que Diana aparecía más guapa que nunca, convertida en princesa de mundo y no solo de Gales. Desde ese día, Diana se convirtió en la mujer más admirada del planeta.
SU LABOR HUMANITARIA
Tal como lo comprobara 25 años después su hijo Harry, para Diana la Corona también fue inmisericorde cuando se hizo efectivo su divorcio con Carlos en 1996. Una de las consecuencias de aquello fue tener que renunciar a más de 100 patronazgos reales, incluyendo la vicepresidencia de la Cruz Roja, para desgracia de las ONG, que sabían que la princesa impulsaba las donaciones y eventos benéficos más que ningún otro famoso en activo. Aún así, y ya entregada a su vida fuera de la realeza, la princesa siguió ligando su agenda pública a la labor humanitaria siempre que podía. Y en 1997 una nueva imagen daría la vuelta al mundo, cuando Diana visitó Huambo para concientizar sobre la crisis de las minas antipersona y de las vidas que estaban siendo destrozadas por estas y se fotografió justo en medio del campo minado.
SU ÚLTIMA SESIÓN DE FOTOS CON MARIO TESTINO
El fotógrafo peruano Mario fue quien retrató a Diana en una producción única, cinco meses antes de su partida. En varias entrevistas Testino ha recordado ese momento: “Era tan elegante y amable. Durante la sesión de fotos le pedí que se sentara en el sofá que el arquitecto David Collins había hecho especialmente para ella. Cuando lo hizo, muy derecha y correcta, me recordó a mi madre siempre diciéndoles a mis hermanas que se sentaran con la espalda recta y las rodillas juntas”.
“No era lo que buscaba. Quería algo como el momento después de una fiesta, cuando todos se quitan los zapatos y se relajan para comentar cómo estuvo el evento. Ella se rio ya que eso no parecía ser parte de su lenguaje corporal. Pero lentamente, mientras pasábamos el rato, los resultados fueron exactamente los que buscaba. La recordaré para siempre, ya que pocas personas tienen esa gracia”.
UNA MUERTE TRÁGICA
Su fallecimiento en un accidente de auto en la madrugada del 31 de agosto de 1997 aún encoge el corazón y acarrea consecuencias en las vidas de sus hijos Guillermo y Harry, quienes han revelado lidiar con el trauma de aquella pérdida de distintas maneras.
UNA ESTATUA COMO SÍMBOLO DE SU LEGADO
Después de años de espera, por fin ha quedado al descubierto la estatua de Diana de Gales que ha conseguido unir a sus hijos, los príncipes Guillermo y Harry, cuya relación no atraviesa por su mejor momento. Han sido los dos al mismo tiempo los que han retirado la lona verde que cubría la pieza de bronce para inaugurar la imponente escultura de bronce, diseñada por Ian Rank-Broadley, que muestra a la Princesa rodeada de tres niños que parecen buscar cobijo en su figura. “La estatua pretende reflejar la calidez, elegancia y energía de Diana, princesa de Gales, además de su trabajo y el impacto que ha tenido en tanta gente”, ha explicado el palacio de Kensington en un comunicado.