LLEGA LA VERSIÓN COMPLETA DEL DIARIO DE ANA FRANK

PARA CONMEMORAR SU NATALICIO, LA EDITORIAL EUDEBA Y EL CENTRO ANA FRANK DE ARGENTINA, EDITAN UNA NUEVA VERSIÓN QUE COMPILA EL “DIARIO” ORIGINAL JUNTO A LOS TEXTOS QUE LA ADOLESCENTE PLANEABA CONVERTIR EN LA NOVELA “LA CASA DE ATRÁS”.

Por Francisca Vives K / @franvivesk

Como un homenaje al nacimiento de la autora (12 de junio de 1929) la Editorial Eudeba y el Centro Ana Frank Argentina publican por primera vez a nivel mundial la versión completa e integrada de El Diario de Ana Frank, editado originalmente en 1947 por su padre, Otto Frank, único sobreviviente de la familia al horror nazi.

La novedad de esta edición es que contiene la reescritura completa del libro y, a continuación, la única versión que existe de los textos correspondientes a los últimos cuatro meses de la vida de Ana en el escondite ubicado en el edificio de la Compañía Opekta, de la que su padre había sido director.

“El papel aguanta más que las personas”, dice Ana al comienzo de su diario, un cuaderno de tapa roja y blanca que su padre le regaló el 12 de junio de 1942 cuando la niña cumplió 13 años.  Una frase que llegó a su mente en uno de esos días “ligeramente melancólicos”, mientras estaba sentada “con la cabeza apoyada en las manos, aburrida y desganada” sin saber si salir o quedarse en su casa, cuando todavía las circunstancias le permitían tomar una decisión así. “Al final no me moví de donde estaba, pensado ‘sí, es cierto, el papel lo aguanta todo”. 

Ana era una niña judía nacida en Frankfurt, Alemania, que tomaba la escritura como una forma de sentirse acompañada y sus palabras se convirtieron no solo en un fiel reflejo fiel de sus emociones y miedos sino también en una de las historias más oscuras de la humanidad.

Después de abandonar su hogar en Alemania y refugiarse en Holanda, su familia logró esconderse varios años en el “anexo” de una vivienda (la Compañía Opekta ) al que se podía acceder tras una biblioteca, y al que Ana llamaba “La casa de atrás”.

“Tengo ganas de escribir, y mucho más de desahogarme de una buena vez con respecto a un montón de cosas”, anotó en aquel inicio del proyecto, a sus 13 años, en el que se dirige a “Kitty”, su amiga imaginaria.

Más adelante relata: “Hace mucho que sabes que mi mayor deseo es llegar a ser periodista y luego una escritora famosa. Está por ver si algún día podré hacer realidad estas ambiciones (¡o delirios!) de grandeza, pero temas por ahora no me faltan. En cualquier caso, cuando termine la guerra quisiera publicar un libro titulado La casa de atrás. Cabe preguntarse si lo lograré, pero mi diario podrá servir de base”, escribió en la entrada del 11 de mayo de 1944. 

Una semana después Ana comenzó a reunir todos sus diarios y escritos sueltos y reescribirlos en una única historia que llevara como título La casa de atrás, pues fue ese día que escuchó en una pequeña radio que tenía al Ministro de Educación holandés desde el exilio en Inglaterra hacer un llamado a guardar archivos y documentos de guerra.

De los 25 meses de anotaciones alcanzó a reescribir los primeros 21. Fue el martes 1 de agosto de 1944 cuando Ana escribió por última vez a “Kitty”. Tres días más tarde ella, su familia y cuatro personas más -la familia van Pels- fueron hallados por la Gestapo y condenados a la humillación y la muerte en la maquinaria creada por Adolf Hitler y sus secuaces.

Después de estar detenida en Amsterdam, viajar en un tren abarrotado con miles de prisioneros y pasar por Auschwitz, murió en el campo de concentración de Bergen Belsen en febrero de 1945 sin poder ver el final de la guerra y creyendo que su padre había sido enviado a la cámara de gas.  Ana murió de tifus, agotamiento, desnutrición junto a su hermana Margot.  

Ana y Margot Frank

Lo que Ana nunca supo es que su padre sobrevivió a Auschwitz y regresó a Ámsterdam en junio de 1945. Pronto averiguó que sus hijas habían muerto de tifus cuatro meses antes de que el campo Bergen-Belsen fuera liberado. Mep Gies, una de las protectoras de la familia, le entregó a Ottio el diario y todos los textos escritos por Ana que ella misma rescató aquella mañana del 4 de agosto de 1944. “Para alguien como yo es una sensación muy extraña escribir un diario. No solo porque nunca escribí, sino porque me da la impresión de que más adelante ni a mí ni a ninguna otra persona le van a interesar las confidencias de una colegiala de trece años”, leyó Otto. Era el inicio del diario que su hija menor escribió entre los trece y los quince años.

Otto no pudo leer el diario completo hasta unos meses después de recibirlo. En esas páginas manuscritas descubrió una hija que desconocía: el sueño de ser periodista y escritora y de publicar una novela a la que llamaría La casa de atrás, en la que relataría la convivencia de los escondidos. Entonces decidió publicar un libro tomando la versión original que Ana escribió, a la que denominó “el Diario” y la versión abreviada y corregida por ella misma, a la que llamó La casa de atrás, para integrarlas en una tercera versión, también abreviada, que constituye la primera edición que en junio de 1947 publicó la editorial Contact de Ámsterdam con el título Ana Frank, la casa de atrás: diario epistolar del 12 de junio de 1942 al 1 de agosto de 1944, con una tirada de 3036 ejemplares.

Cuando Otto murió en 1980, a los 91 años, legó los escritos originales al Estado de los Países Bajos, luego de haber enfrentado múltiples cuestionamientos suscitados en torno a su autenticidad. En 1986 sometieron los manuscritos a un examen pericial, que ratificó definitivamente la autoría de Ana Frank, cuyos resultados han sido publicados en la llamada “edición científica”, en la que se comparan el texto de la versión espontánea, la reescrita y la versión que publicó Otto Frank.

Aunque Otto Frank tuvo acceso a la versión original del Diario, hay faltantes. No se encontraron los escritos del período comprendido entre el 6 de diciembre de 1942 y el 21 de diciembre de 1943. Los meses de escritura que Ana no alcanzó a reescribir, pero que sin embargo estaban en todas hojas sueltas que el padre recibió en 1945. 

Por primera vez entonces se publica La casa de atrás completa, los borradores de la novela de Ana, y a continuación la versión del Diario de aquellos últimos cuatro meses, del 29 de marzo al 1 de agosto de 1944. 

En ellos la escritura de Ana de 15 años y luego de llevar casi dos años escondida es menos alentadora, pero increíblemente siempre con un espíritu de positivismo que emociona y nos hace reflexionar profundamente: “Me es absolutamente imposible construir todo basándome en la muerte, la miseria y la confusión, veo cómo poco a poco el mundo se transforma cada vez más en un desierto, oigo cada vez más fuerte el trueno que se acerca y que nos matará también a nosotros, comparto el dolor de millones de personas, y sin embargo, cuando miro el cielo, pienso que todo esto volverá a cambiar para bien, que también esta dureza terminará, que volverán la tranquilidad y la paz en el orden mundial”, relató Ana, unos días antes de ser deportada. “Mientras tanto tengo que mantener mis ideas a flote, ¡en los tiempos que se avecinan a lo mejor todavía se pueden realizar!”.

Si Ana Frank estuviera viva, si los nazis no la hubieran capturado y recluido en distintos campos de concentración para finalmente morir de tifus en febrero de 1945, hoy cumpliría 92 años. Su nombre completo era Annelies Marie Frank y su historia es una de las más conocidas de esa gran noche horrenda que vivió la humanidad, el Holocausto.

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