El final del fin de semana siempre ha sido desagradable, pero hay algo claramente moderno en la ansiedad que sienten muchas personas en vísperas de la semana laboral. Este fenómeno se conoce como “síndrome del domingo y en realidad es bastante común.
Las tardes de los domingos pueden ser difíciles para muchos, llenas de una sensación de inquietud y ansiedad ante la inminente llegada del lunes. Este fenómeno, conocido como el Síndrome del Día Domingo, es más común de lo que se piensa y afecta a un número significativo de personas. De acuerdo con el “Termómetro de Salud Mental en Chile Achs-UC”, uno de cada cuatro chilenos sufre de síntomas relacionados con ansiedad, lo que indica que estos síntomas podrían ser más que simple pereza por comenzar la semana. Carolina Yáñez, psicóloga organizacional y especialista en Desarrollo Organizacional, Felicidad Empresarial y Psicología Positiva, y miembro de la World Happiness Foundation, nos explica más sobre este síndrome y cómo enfrentarlo.
¿Qué es el Síndrome del Día Domingo?
“Podría explicarse como un estado de ansiedad anticipatoria frente al término del fin de semana y la inminente llegada del lunes. Comenzamos a despedirnos de las siestas, hobbies, descanso o desconexión, para organizarnos mentalmente para la semana laboral o estudiantil, lo que finalmente se traduce en una invasión de pensamientos y sentimientos que nublan la sensación de libertad y tranquilidad experimentadas previamente. La rumiación mental y la anticipación de nuestros deberes y obligaciones generan una carga estresante, que nos mantiene en alerta e incómodos”, señala Carolina Yáñez.
Identifica los síntomas
Yáñez explica que la sintomatología principal incluye ansiedad o sensación de nerviosismo; desánimo o baja en la motivación; frustración o irritación sin un motivo aparente; manifestaciones en el cuerpo, como tensión muscular, dolor de estómago o dolor de cabeza; rumia mental, anticipando problemas, conflictos o desafíos infranqueables, para la semana que se avecina.
Las causas principales de este síndrome son:
Tendencia al sesgo negativo: Esto significa que se da mayor importancia a las experiencias negativas en lugar de a las positivas, lo que provoca un impacto más significativo en nuestros pensamientos y emociones. Como resultado, dedicamos nuestra mente a organizarnos mentalmente, planificar actividades, cumplir con fechas de entrega, manejar la presión por alcanzar metas y gestionar relaciones con personas difíciles. Este enfoque en los aspectos desafiantes nos hace sentir abrumados, dando inicio a un proceso de preocupación excesiva.
Desequilibrio entre vida laboral y privada: La alta carga laboral y el escaso espacio para el descanso y el disfrute pueden provocar un desequilibrio significativo. A menudo, no se logra una desconexión total de las obligaciones laborales, recibiendo tareas o información durante las horas de descanso. Esta falta de descanso adecuado crea un círculo vicioso de estrés adicional, aumentando la ansiedad y la incomodidad.
Baja satisfacción laboral: Esto significa que el trabajo que realizamos no nos hace felices. No sentimos que tenga un propósito ni experimentamos un sentido de logro o reconocimiento por nuestro buen desempeño. Además, no se generan emociones positivas ni sentimientos de logro, entre otros factores.
Personalidades más proclives al Síndrome del Día Domingo
“Las personas perfeccionistas, con base ansiosa, altamente estructuradas o dependientes son más propensas a experimentar este síndrome. A medida que se acerca el lunes, el nivel de estrés aumenta, pudiendo incluso causar problemas para conciliar el sueño”, comenta Yáñez.
Estrategias para combatir el Síndrome del Día Domingo
Carolina Yáñez sugiere algunas herramientas prácticas desde la Psicología Positiva para aliviar los síntomas del Síndrome del Día Domingo:
Fortalecer el equilibrio entre vida laboral y privada: Establecer límites claros, como no llevarse trabajo a casa, utilizar dispositivos electrónicos solo para fines personales durante el tiempo libre, respetar las horas de sueño y participar en actividades de ocio con familiares y amigos.
Planificar actividades apasionantes para el fin de semana: Comprometerse con actividades que permitan entrar en un estado de flujo, como practicar hobbies o deportes que nos absorban tanto que el tiempo parece volar y disfrutamos cada segundo. Esto ayuda a descansar mentalmente, fomentar la creatividad y tener una sana desconexión del trabajo.
Crear una rutina de autocuidado: Dedicar tiempo a la meditación, ejercicios de respiración o cualquier otra actividad que promueva la relajación y el bienestar.