Qi Gong: la gimnasia china de la serenidad

Esta práctica milenaria china que combina meditación y movimiento ayuda a recuperar el equilibrio físico y mental, tan necesarios en los tiempos que vivimos.

Por Francisca Vives K / @franvivesk

10/01/2021

Constantemente estamos viviendo la vida como si fuera una serie de tareas pendientes. Y lo peor es que siempre queda algo por hacer o en lo que pensar. Diariamente las exigencias, impuestas o propias, nos llevan a subir en una cinta infinita donde el estrés es el que marca los tiempos. En esa múltiple carrera de acciones, pensamientos y emociones, la energía se pierde en el camino y la ansiedad y/o las dolencias físicas hacen acto de presencia. El cuerpo y la mente van a su propio ritmo y éste termina arrastrándonos a un lugar en el que no nos gusta estar. Es entonces cuando ansiamos la tranquilidad, la serenidad, entendiendo esta como la calma del cuerpo y la mente para poder funcionar de forma adecuada. El Qi Gong o Chi Kung, justamente se traduce como el arte de cultivar la energía para que circule correcta y armoniosamente por nuestro organismo

los orígenes

La leyenda cuenta que los habitantes de la antigua China, observando el cielo, se dieron cuenta de los ritmos con que la luz se deslizaba del mediodía a la tarde, de la tarde al atardecer y del crepúsculo entrando lenta pero firmemente en la noche profunda y estrellada, y comenzar el camino de vuelta hacia el día.

Los acordes, regularidad, precisión y la forma en que ese movimiento se producía inspiraron la idea de la energía que mueve todo el Universo y la llamaron “Qi” (Chi).

También, descubrieron que la oscilación celeste se reproducía en cinco grandes ciclos estacionales, los que, en su acontecer, constituían una espiral que influía sobre los fenómenos de la naturaleza. Y que estos, a su vez, mostraban estructuras en forma de círculos, elipses y espirales, como las caracolas, los anillos que producen los troncos de los árboles al crecer, las órbitas de los planetas o las ondas que se originan al tirar una piedra en el lago.

Finalmente, se dieron cuenta que que esa energía y sus formas también se manifiestan en el ser humano. El Qi, concluyeron, es la energía vital que coordina los elementos de nuestro organismo y lo mantiene a temperatura constante, facilitando que sus sistemas funcionen óptimamente. Se puede entender también como la información que cada célula del individuo transporta y transmite para cumplir una función.

Ahora bien, definido el Chi como energía vital o fuerza de vida, hablaremos del Kung que significa trabajo, entendiéndose que es realizar un trabajo con la energía. Y así llegamos a una definición literal que nos presenta al Qi Gong o Chi Kung como una actividad física que integra el cuerpo, mediante el movimiento y la postura, la respiración diafragmática y la mente atenta y focalizada, en pos del bienestar físico, emocional y mental.

cultivar la energía vital

Para poder cultivar la energía vital existen dos maneras: una interna y otra externa. El trabajo interno se ocupa de la Energía Vital en el bajo abdomen para, posteriormente, hacerla fluir hacia las extremidades. A través de posturas estáticas, en las que la relajación y la respiración abdominal juegan los factores clave, se produce y acumula energía vital. En el trabajo externo, en tanto, la intención mental y conciencia se focaliza en los grupos musculares de las extremidades, brazos y piernas, en los que se ejerce una suave tensión y distensión, favoreciendo un incremento potencial de Energía Vital en esas zonas. La diferencia de potencial que se origina es la que mueve la energía vital por los meridianos desde las extremidades hacia el tronco para alimentar a los órganos, es decir, que fluye de las zonas de mayor a menor concentración para equilibrarse. También los movimientos de tensión y distensión que se ejercen sobre determinadas zonas actúan favoreciendo una mejor circulación de la Energía Vital alrededor y dentro de los órganos internos.

Giros y torciones permiten liberar bloqueos energéticos de canales y meridianos,  al igual que la acupuntura por medio de las agujas.  Los bloqueos energéticos se suelen manifestar como enfermedades a nivel físico o emocional. Entonces podríamos entender el Chi Kung como una disciplina para sanar o para el mantenimiento de la buena salud.

En la medida que se comienza con la práctica de forma regular, la persona empieza a mejorar su flexibilidad ya que se fortalece todo el sistema osteomuscular y también a experimentar armonía a nivel emocional. Se calma la mente al incluir la respiración consciente conectándonos con el aquí-ahora.

Su práctica se recomienda para personas que sufren de depresión, ansiedad e insomnio. Y a nivel físico, se van a ver fortalecidos los sistemas nervioso, cardiovascular, inmune y digestivo. Se flexibilizan además las tensiones de la columna y se pueden aliviar dolores de espalda.

LA postura del cuerpo

La adecuada postura del cuerpo es la base para una buena disposición y mejorar la actitud. Es la que ordena el centro de la cabeza con los hombros, la articulación de la cadera y el centro de los talones en los pies.

Pero esta alineación no es inmóvil, debe ser flexible y adaptarse a las circunstancias. De hecho la movilidad es su premisa para poder recuperar la forma alineada desde cualquier posición. Por ejemplo, las piernas no deben estar fijas como dos palos, sino destensadas por las rodillas, esto proporciona más firmeza.

La espalda y el tronco siguen la línea que anatómicamente les corresponde, deben descansar sobre la pelvis y los pies en una línea. En cualquier movimiento que hagamos, como subir escaleras, lo más adecuado es llevar el cóccix y con él todo el abdomen ligeramente hacia los muslos.

Finalmente, los brazos descansan a los lados del cuerpo y la cabeza se alinea con los hombros, libres y preparados para iniciar cualquier movimiento.

El sentimiento que acompaña a esta posición es el de ligereza enraizada. Y es el momento en que la energía circula por todo el cuerpo y alimenta el espíritu.

Un ejercicio básico

Existen ejercicios que se realizan sin movimientos visibles. Uno de ellos consiste simplemente en mantenerse de pie como si fuéramos un árbol. Para ello simplemente mantente de pie, con las piernas separadas alineadas a los hombros, las rodillas ligeramente dobladas, los brazos girados en espiral hacia delante y a la altura del pecho, con las palmas mirando hacia afuera y los pulgares hacia abajo.

Mantenemos la posición durante tres minutos y observamos. Primero, los pies y la distribución del peso, para continuar con las piernas y la cadera, que deberá sentirse libre, como algo que cuelga desde un techo.

Continuamos hacia arriba por el tronco, la columna vertebral, los órganos, los brazos y la cabeza hacia el cielo. Desde la posición nos concentramos en la respiración (sin forzarla) y el propio fluir de los pensamientos.

meditar y respirar

La meditación es básica para trabajar el movimiento más importante: la respiración que se ve influenciada por las acciones físicas, como cuando corremos, saltamos o dormimos; por las emocionales, cuando tenemos una sorpresa, lloramos o reímos; o por las espirituales, cuando una canción, una imagen o un poema nos dejan “sin aire”. Mira aquí un video para respirar de la forma correcta e instaurarla para siempre en momentos de mayor estrés.

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