Por Ernesto Aguilar Ortiz
23/11/2020
En un mundo globalizado, en el que las tecnologías de la información y las comunicaciones avanzan exponencialmente, nos encontramos ante la obligación de transformarnos a lo digital.
En 2013, Chile lanzó la campaña Imagina Chile 2020, cuyo objetivo principal era “la inclusión digital y el desarrollo de servicios y aplicaciones, incorporando los avances alcanzados y con la certeza de que la aplicación de la tecnología es una herramienta cada vez más relevante para el desarrollo del país así como mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos”.
Sin duda, Chile optó el camino correcto hacia la digitalización, tomando como referente al líder global en transformación digital del estado: Estonia, este pequeño país del norte de Europa, que con una rica pero accidentada historia, logró su independencia (una vez más) en 1991.
El proceso de transformación digital estonio comenzó oficialmente en el año 2000 y el propósito del estado, en ese entonces, fue que todas las salas de clases del país tuvieran un computador con acceso a internet en 2001. Posteriormente declaró el acceso a internet como un derecho humano. Hoy, el 99% de los trámites en Estonia pueden hacerse de forma digital, el 99% de sus ciudadanos cuenta con una identificación digital, cerca del 50% de los votantes lo hace online; se creó la residencia digital para atraer a la inversión extranjera, a mayo del 2020, ya cuenta con más de 70 mil residentes digitales. Además, tiene altísimos niveles de ciberseguridad, pues utilizan blockchain como sustento tecnológico.
Volvamos a casa, ¿cómo está Chile hoy? Tal como lo indiqué en un principio, el proceso de transformación digital de nuestro país inició en 2013 y hoy cuenta con avances significativos, pero con grandes desafíos por delante.
Actualmente cerca de 10 millones de chilenos cuentan con clave única, más de mil trámites pueden hacerse digitalmente y las firmas electrónicas de documentos son una realidad, tanto para instituciones públicas como para privados (en algunos casos). Además, la actividad judicial es prácticamente toda virtual gracias al proceso de transformación digital en el que se encontraba y cuya velocidad aumentó debido al impacto del COVID-19 en la tramitación de juicios y toma de audiencias.
Aunque no es el mejor sistema, se puede constituir una sociedad en un trámite breve y sin costo, hacer la declaración de impuestos, pagar las contribuciones por internet. También se dictó la ley de transformación digital del estado, la que pretende la tramitación electrónica de los actos administrativos del Estado con pilares como cero papel, cero filas e identidad digital. Incluso, hay un proyecto para hacer las licencias de conducir digitales, entre otros avances.
Chile se encuentra en el 4to lugar de la región, según el Índice de Gobierno Digital de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, por detrás de Colombia, Uruguay y Brasil. Es evidente que se han dado grandes pasos en la dirección correcta, no obstante lo anterior, los desafíos siguen siendo más grandes que los avances y Chile debiera acelerar el ritmo para transformarse digitalmente y ser un referente de la digitalización a nivel regional.