6 posturas de yoga para tratar dolores espalda

Para evitar dolencias en la espalda es esencial fortalecerla y alinearla. Con estos estiramientos y ejercicios de yoga podrás lograrlo. 

Por Francisca Vives K / @franvivesk

La quiropraxia, la acupuntura, el calor localizado y la meditación, entre otras, son buenas prácticas para cuidar la espalda, pero si hablamos de aliviar los dolores e incluso subsanarlos para siempre, entonces el yoga es lo que necesitas. Esta maravillosa y milenaria disciplina combina los estiramientos con el fortalecimiento de la musculatura de todo el cuerpo y la relajación. Y los efectos que tiene sobre la columna vertebral y las articulaciones son excelentes si aprendes cómo realizar ciertos ejercicios. La profesora de yoga Almendra Hartig nos guía para lograrlo. 

Cómo ayuda el yoga a prevenir y mejorar el dolor de espalda:
  • Practicándola incrementas la conciencia postural, lo que ayuda a aliviar el dolor y a reducir las contracturas de la espalda.
  • Logra que la columna se alargue, agrandando así el espacio entre las vértebras y disminuyendo la fricción entre ellas.
  • Aumenta la estabilidad y la flexibilidad de la columna vertebral. 
  • Fortalece la musculatura abdominal y de la espalda, que ejercen una función amortiguadora y ayudan a sostener el peso del cuerpo, evitando la sobrecarga de la columna.
  • Disminuye la inflamación de las articulaciones, además de aumentar su movilidad y de retrasar su deterioro, lo que aporta una mejor calidad de vida.
6 POSTURA PARA UNA ESPALDA ROBUSTA Y FLEXIBLE

Las posturas de yoga que Almendra recomienda trabajan la fuerza y la estabilidad de todo el cuerpo, poniendo especial atención en la flexibilidad y el fortalecimiento de la columna vertebral. Eso sí, afirma “que, como siempre en yoga, se trata de intentarlo, de tender a las posturas y llegar hasta donde puedas sin forzar ni sentir dolor. Si sientes dolor, da un paso atrás y llega solo hasta el punto en el que no lo sientas”.

Lo ideal es realizar esta secuencia completa dos o tres veces por semana o incluir las posturas en tu rutina de entrenamiento. Rápidamente notarás cómo logras reducir el dolor de espalda y las molestias. 

Si, junto con ello, acompañas la práctica de una respiración consciente , te estarás beneficiando de un trabajo redondo de equilibrio interno y gran sensación de plenitud que otorga esta disciplina.

1. Estabilidad y equilibrio

La postura del Árbol ayuda a la estabilidad de la columna y la fortaleza de pies y piernas.

  • Apoya la planta del pie derecho en la cara interna del muslo izquierdo.
  • Desplaza con suavidad la rodilla derecha hacia atrás para abrir la cadera.
  • Junta las palmas de las manos en el centro de tu pecho y estira el tronco.
  • Inhala y extiende los brazos por encima de la cabeza y alarga la columna. Puedes dejar las palmas paralelas o entrelazarlas.
  • Respira suave y rítmicamente el tiempo que te sea cómodo y deshaz la postura siguiendo los mismos pasos a la inversa.
  • Repite con la otra pierna.

2. Tonifica la parte alta de la espalda y piernas

Además de tonificar hombros, brazos y zona alta de la espalda, la postura de la diosa fortalece las piernas. Si mantienes la postura unas cuantas respiraciones, te cargarás de energía.

  • Pon los pies en paralelo y lleva los dedos hacia fuera.
  • Baja las caderas flexionando las rodillas, al mismo tiempo que activas el abdomen para mantener erguida la columna.
  • Estira los brazos por encima de la cabeza y junta las palmas de las manos paralelamente o entrelazadas.
  • Haz dos respiraciones profundas y conscientes, y después eleva los talones para activar aún más tus pantorrillas y muslos.
  • Mantén la posición entre cuatro y seis respiraciones. Deshaz la postura y repite otras dos veces más.

3. Desbloquea la tensión física y mental

Realizar con frecuencia esta variante de la postura del Señor de la danza te ayudará a liberar tensiones de la parte alta de la espalda y a aumentar la flexibilidad de tu columna.

  • De pie con la mirada al frente. Concéntrate y respira profundamente.
  • Lleva el peso de tu cuerpo, poco a poco, hacia la pierna izquierda y levanta los brazos.
  • Inhala, dobla la pierna derecha hacia atrás y elévala. Al exhalar toma el tobillo con ambas manos, mira hacia adelante y aguanta unas respiraciones.
  • Mantén los hombros firmes y la curva de tu columna amplia y estirada.
  • Haz cinco o seis respiraciones rítmicas y profundas.
  • Exhala mientras sueltas lentamente el pie.
  • Repite con la otra pierna.

4. Prolonga tu espalda

Fortalece tu columna con esta variante del Perro bocabajo.

  • Pon las manos en el suelo, bajo tus hombros, y abre las rodillas a la altura de la cadera.
  • Inhala mientras elevas la cadera y alargas el tronco y las piernas formando una V al revés.
  • Intenta juntar más los omóplatos empujando con fuerza las manos contra el suelo.
  • Relaja el cuello y libera la tensión de tus hombros con la exhalación.
  • Eleva la pierna derecha y flexiona la rodilla acercando el talón al glúteo contrario.
  • Mantente así entre cuatro y seis respiraciones y cambia de lado.

5. ¡Más flexibilidad!

Con la postura del barco podrás tonificar el abdomen y toda la musculatura de la espalda. Si tus piernas no se estiran del todo, mantenlas flexionadas y verás cómo poco a poco irás generando la flexibilidad y fuerza que necesitas.

  • Siéntate y alarga la columna activando el abdomen.
  • Flexiona las rodillas acercándolas al pecho.
  • Coge los dedos pulgares de los pies haciendo pinza con el índice y el corazón.
  • Traspasa peso hacia el cóccix y, al inhalar, eleva las piernas estirándolas todo lo que puedas.
  • Intenta no redondear la espalda, mantén el pecho abierto y un amplio espacio entre tus clavículas.
  • Alarga el cuello y lleva la mirada hacia arriba.
  • Permanece así entre cuatro y seis respiraciones.
  • Repite dos veces más.

6. No te muevas y ganarás

La postura de meditación implica un esfuerzo físico porque, para aguantar sin moverse, se necesita una musculatura abdominal y de la espalda fuertes.

  • Siéntate sobre un cojín o una manta y cruza las piernas en la tradicional posición del loto o, simplemente, entrecruza las tibias.
  • Alarga la columna, relaja los hombros y deja caer los brazos a los lados del tronco con las palmas hacia arriba.
  • Inclina el mentón ligeramente hacia el pecho y observa tu respiración.
  • Siente el movimiento interno que crea la respiración en tu pecho y abdomen. Intenta no moverte.
  • Cuenta 10 respiraciones completas y deshaz la posición para seguir el día.

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