SLOW FASHION: LO QUE LA MODA NECESITA

Si queremos hablar de tendencias, este es un concepto que ha llegado a Latinoamérica para quedarse. Durabilidad, autenticidad y confección a mano son hoy las claves para ganar terreno y generar valor de manera consciente en la gran industria del mundo fashion.

Por Javiera Swinburn

El término Slow Fashion nació el año 2007 gracias a Kate Fletcher, una profesora de Sostenibilidad, Diseño y Moda en el Centre for Sustainable Fashion en Londres, quien lo definió como la antítesis del popular Fast Fashion o moda industrializada.

“Lento no es lo opuesto a lo rápido, no hay dualismo, sino un enfoque diferente en el que los diseñadores, compradores, minoristas y consumidores son más conscientes de los impactos de los productos en los trabajadores, las comunidades y los ecosistemas”, explicó al sitio web The Ecologist.

Y es que comprar una prenda nunca había sido más personal. Hoy las marcas no solo buscan generar ventas, sino que también transparencia a través de una revolución de prendas artesanales y de baja producción nacional que te invitan a gozar sin culpa de la autenticidad de la compra local. Y si bien, en Chile, es una tendencia relativamente nueva, ya son varias las marcas y diseñadores independientes, como Lupe Gajardo, Guido Vera, Y.A.N.G, entre otros, que trabajan y fomentan esta lógica sostenible.

El cambio hacia un comercio justo y una compra consciente, esa es la propuesta que busca instaurar el Slow Fashion, donde la calidad vuelve a prima por sobre cantidad dentro de un modelo de negocio circular y transparente.

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