Crecen las historias de violaciones rusas en territorio ucraniano

Entre los dramas de la guerra en Ucrania está la violencia sexual que sufren las mujeres por parte de los soldados rusos.

Por Francisca Vives K. / @franvivesk Fotos: @elle_ukraine

Hay ocasiones en las que, contra toda lógica, cuanta más información se produce y se emite sobre un determinado acontecimiento, menos luce la gama de grises que lo envuelve y más se oscurecen las zonas de penumbra con las que inicialmente se presentó. Eso es justamente lo que pasa hoy en territorio ucraniano y en esas sombras se encuentran cientos de mujeres que están sufriendo no solo los horrores propios de una invasión a su país, sino además la miserable conducta de soldados rusos que, quebrantando todas las leyes y costumbres de la guerra, ejercen una punible violencia sexual contra ellas.

Los relatos de violaciones y agresiones sexuales comenzaron a surgir casi inmediatamente después de que Rusia invadiera Ucrania el 24 de febrero. Como explica al New York Times Kateryna Busol, asociada de Chatham House y abogada ucraniana experta en Derechos Humanos que documentó las denuncias de violencia sexual tras la toma y anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014, “estos relatos están creciendo y hemos oído que están mucho más extendidos de lo que afirma el inspector general.” Y agrega: “Lo que estamos escuchando de boca en boca, de conocidos de los supervivientes en el país, es horrible. Me han contado incidentes de violaciones en grupo, violaciones delante de niños y violencia sexual tras el asesinato de miembros de la familia”.

La mayoría de los informes, explica Busol, se refieren a víctimas femeninas y proceden de ciudades del este y el sur de Ucrania ocupadas por las fuerzas rusas. Uno de los primeros testimonios recogidos oficialmente, que pronto podría convertirse en el primer caso que se vea en una investigación de crímenes de guerra, es el de Natalya, una mujer ucraniana de 33 años que contó su experiencia al Times.

Natalya, nombre ficticio para proteger su identidad, está decidida a hacer saber al mundo que la violencia cometida por los soldados rusos es real y está ocurriendo delante de los ojos de todos. Como declaró al Times, “comprendo que muchas personas que han resultado heridas permanezcan en silencio porque tienen miedo”, pero compartir esto es crucial porque “mucha gente no cree que puedan ocurrir cosas terribles como ésta”. El testimonio de Natalya es bastante crudo y difícil de leer. Todo comenzó el 8 de marzo, cuando las tropas rusas entraron en el pueblo de Shevchenkove, en el distrito de Brovary de Kiev, y Natalya, junto con su marido Andrey, colgó una sábana blanca en la puerta. El símbolo quiere significar la rendición, que dentro de la casa vivía una familia -con un niño pequeño- sin intención de ser hostil.

Al día siguiente, un grupo de soldados dirigidos por su comandante, que se identificó como Mikhail Romanov, mató al perro de la familia y se marchó. Poco después, regresaron a la propiedad y Andrey, atraído por la conmoción, fue al jardín para comprobar la situación. El hombre asesinado de un disparo. Cuando Natalya preguntó dónde estaba su marido, el soldado más joven le puso una pistola en la cabeza y le respondió: “He disparado a tu marido porque es un nazi”. Natalya consiguió que su hijo pequeño se escondiera en un lugar seguro, entonces Romanov y otro soldado la amenazaron y violaron repetidamente. “No les importó que mi hijo estuviera en la sala de calderas llorando”, cuenta Natalya al Times.

Natalya explica que cuando los soldados se quedaron dormidos en dos sillas de la casa, ella se arrastró hasta la sala de calderas para recoger a su hijo y huyó a su familia política en Brovary. En la huida, pasaron junto al cadáver de Andrey en el jardín, pero el hijo no lo reconoció, era muy chiquito para darse cuenta de la situación. Hoy, Natalya y su hijo han encontrado refugio en un pueblo cercano a Ternopil, donde la hermana de su marido había sido evacuada previamente con sus hijos. Fue su cuñada quien dio fuerzas a Natalya para denunciar el incidente a la policía. La mujer de 30 años dice que lo más difícil viene ahora, y será explicarle a su hijo lo que pasó.

El Fiscal General de Ucrania, Iryna Venediktov, dijo que el soldado ruso identificado está en busca y captura “por sospecha de violación de las leyes y costumbres de la guerra”. Como explicó Venediktov, la violación y otras formas de violencia sexual, métodos sistemáticos de violencia en los conflictos, se reconocen ahora como crímenes de guerra y de lesa humanidad y, por tanto, son punibles. En un esfuerzo por identificar a los autores de estos crímenes, decenas de países se reunieron en La Haya la semana pasada para apoyar la investigación de la Corte Penal Internacional en Ucrania ofreciendo dinero, tecnología y experiencia. Por otro lado, un portavoz oficial en Moscú niega que la violencia haya ocurrido, pero las voces de mujeres como Natalya  que se multiplican y los esfuerzos internacionales conjuntos, podrían cambiar eso.

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