Stella McCartney y su exquisita línea de cosmética homónima

“Quiero ofrecer productos sin compromisos que estén a la altura de todos los demás productos que no toman las mismas medidas (de sostenibilidad) que nosotros”. 

Por Francisca Vives K. / @franvivesk Fotos/ @stellamccartney

Por definición, Stella McCartney es una minimalista. Es conocida por su piel vegana y libre de animales y por sus siluetas clásicas, sencillas pero elevadas, y ha dejado en lo más alto el concepto de la moda sostenible. Ahora, la diseñadora está dando el mismo tratamiento al mundo de la belleza al presentar su sencilla línea de cuidado de la piel, STELLA, que encarna su ética ecológica.

“Quiero ofrecer productos sin compromisos que estén a la altura de todos los demás productos que no toman las mismas medidas (de sostenibilidad) que nosotros”, dice sobre su línea de cosmética. 

En colaboración con LVMH, McCartney ha lanzado tres productos: la emulsión limpiadora Reset, el suero Alter-Care y la crema Restore. Las fórmulas, que cuentan con un sistema de recarga, vienen en frascos reutilizables hechos de vidrio reciclable que lucen elegantes en un estante del baño.

Pero el lujo no se queda ahí. McCartney recurrió a la ayuda del maestro perfumista Francis Kurkdjian, cuya marca homónima, Maison Francis Kurkdjian, es una de las favoritas de la industria, para crear una fragancia personalizada para la línea.

Convertida ahora en empresaria del cuidado de la piel hay que recordar que su intención en este ramo comenzó hace 14 años cuando lanzó su primera marca de cuidado de la piel. Desde entonces ha pasado mucha agua bajo el puente de la sostenibilidad. No para Stella, sin duda que lleva mucho tiempo en ello, pero sí para la consumidora que hoy si reconoce y ve diferencias en adquirir productos sustentables. De aquí que la diseñadora explique que cuando lanzó, hace más de una década su primera experiencia cosmética, “estaba demasiado adelantado a su tiempo, y la gente no entendía lo que estaba haciendo. Crear tu propia línea de cuidado de la piel era algo inaudito, y toda mi carrera, hasta los últimos dos años, tuve que luchar, empujar y desafiar. Sólo ahora siento que he llegado a un punto en el que me siento cómoda haciendo preguntas como cuál es la fuente de este ingrediente o tejido. No quiero relacionarme con nadie que no se haga esas preguntas a sí mismo o a la industria”.

Confiesa que ha sido un viaje de locos, pero la forma en que se acercó al cuidado de la piel es la misma que la acercó a la moda. “Vienen del mismo lugar, pero tampoco podrían ser más diferentes. Mi sistema de valores principales proviene de vivir en armonía con la naturaleza y desafiar la sostenibilidad. Ahora, 14 años después, la experiencia es completamente diferente. Tengo más ingredientes y fuentes con las que jugar y mucha más información”.

El producto que se propuso crear desde la primera vez, fue el limpiador. Sobre este imprescindible de una rutina de belleza, McCartney ha comentado que siempre ha tenido problemas con los limpiadores que hay. “Creo que es un producto difícil de encontrar. Personalmente, si quiero limpiar mi piel después de maquillarme, no quiero tener que invertir nunca en un desmaquillante. Me parece redundante y hace que me lloren los ojos durante horas. Y no me gustan los limpiadores unilaterales. Además, los limpiadores en crema me parecen demasiado cremosos y requieren un disco de algodón para retirarlo. Así que he hecho de éste una mezcla perfecta de espuma y crema. Hace que la piel se sienta muy limpia, pero no apretada ni despojada de sus aceites naturales.

En cuanto el sérum, un producto mutitarea que sirve para rostro y contorno de ojos, MCCarteney ha explicado que “no quería añadir el paso adicional de usar una crema para el contorno de ojos y aplicarla con palmaditas. Quiero tener algo que pueda poner en todas partes y que no me pique los ojos ni me resulte pegajoso ni grasiento. Tengo una hija de 15 años, y creo que este producto atraviesa todos los géneros y todas las generaciones, porque es muy sencillo y cumple con su cometido”

Finalmente está el tema de la fragancia, un tema sensible para productos 100% naturales. Sobre ello, la diseñadora ha confesado que su quipo le mostró los productos sin fragancia y cuando olió la base de sus ingredientes, no le gustó. “El limpiador era un poco jabonoso. No había forma de cambiar la fórmula básica, porque habíamos llegado a lo mejor de lo mejor. Entonces dije: “Podemos añadir la más mínima fragancia”. Incluimos la mínima cantidad, pero es el aroma más natural con los mínimos ingredientes; luché con uñas y dientes para conseguir la fragancia más ligera posible. Nos encantó el reto de encontrar un perfume bonito sin caer en la trampa de la forma clásica de las fragancias. Cuando acudimos a Francis Kurkdjian, le dimos una gran lista de cosas que no podía utilizar, y nos devolvió una esencia superesencial. Sólo tiene 12 ingredientes”. 

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