radiografía de paloma elsesser

El mundo de la moda se rindió a sus pies el 14 de diciembre pasado luego de que la modelo pLUS SIZE DE 28 AÑOS publicara un vídeo en su cuenta de Instagram, donde le mostraba a su familia, entre lágrimas, su portada para la edición americana de la revista Vogue, titulada “Año Nuevo, Nuevo Mundo”. pero desde mucho antes, Paloma elsesser viene haciendo las cosas bien. Aquí su historia.

Por Francisca Vives K. / franvivesk

03/02/2021

La biografías de Paloma Elsesser es de aquellas que nos gustaría ver más en el mundo de la moda. Al igual que la modelo estadounidense Ashley Graham, Paloma ha hecho un camino para potenciar la diversidad de la belleza en la publicidad y en las pasarelas, con el gran objetivo de derribar los estereotipos que han estado presente por tantos años y que representan a un número pequeño de personas. Esta es su historia contada a través de sus fotos en instagram.

Paloma nació en Londres en 1992. Cuando tenía dos años se estableció junto a sus padres en Los Ángeles, California. Su padre es chileno, pero se fue de Chile cuando tenía 9 años.

Su madre en tanto es afroamericana y ambos progenitores son artistas. Familiar y muy cercana a los suyos, heredó de su círculo más íntimo la pasión por la creatividad y también la diversidad. Aprendió que era diferente, pero que era justo ahí donde radicaban las virtudes.

@Palomija es su nombre de Instagram y cuenta con más de 350 mil seguidores, su username tiene una historia detrás que está relacionada con sus raíces chilenas: “Elegí el nombre Palomija porque mi abuela es chilena y “mija” es un término cariñoso para nombrar a alguien en latinoamérica. Por otro lado, mi abuelo me llamaba ´Palomita’ fue ahí donde nació el nombre”, comentó en una entrevista a la Revista W.

“Desde muy pequeña supe que era diferente y me esforcé por estar segura de mi cuerpo, de mi ropa de entrar en una sala llena de gente… No creas que he superado estas. Aún al día de hoy le doy vueltas a los mismos pensamientos y tengo conflictos cuando entro en las redes sociales”, reconocía en una entrevista para la revista Vogue.


En varias ocasiones ha confesado que fue víctima de bullying, a veces de manera pasiva y en otras de forma muy directa. En su colegio predominantemente de gente blanca (y en los otros cuatro a los que posteriormente fue), Paloma destacaba por su mezcla de razas. Los otros niños no podían deducir exactamente cuál era su raza, así que recurrían a las burlas y las provocaciones: “¿Por qué no hablas español?”, “tú no eres negra”, “pareces mexicana”, “parece que te hayan pasado por lejía”. “Yo no contaba con las herramientas necesarias para combatir las preguntas o las afirmaciones que me lanzaban”, dijo en alguna ocasión.

Cuando tenía 18 años, Paloma se fue a vivir a Nueva York para obtener una licenciatura en psicología y literatura en el New School. Nueva York, ha dicho, le enseñó a ser autosuficiente. Y cuando cumplió 24 años se aceptó a sí misma tal y como era. “Me di cuenta de que odiarme era mucho más duro a la larga y pude ver la belleza que había en lo que yo era capaz de ofrecer”. 

Convertirse en modelo ayudó a Paloma a superar sus inseguridades. Y lo hizo de cierta manera por accidente. No fue descubierta a los 12 años mientras paseaba por un centro comercial con sus amigas, Paloma llamó la atención por las fotos publicadas en su Instagram. “Siempre me habían dicho que tenía una cara bonita”, pero yo daba por sentado que era demasiado bajita o que no era suficientemente guapa como para ganarme la vida como modelo”, comentó luego de que fuera fichada por la renombrada artista del maquillaje Pat McGrath, quien en 2015 buscaba un rostro sin artificios para ser la imagen de su campaña Pat McGrath Labs con la colección #Gold001.

Antes de aquel logro, Paloma, como muchas chicas jóvenes e incomprendidas, sufrió de algunas adicciones ya superadas de las que ha comentado abiertamente: “Llegué a un momento en el que no podía pasar un día sin beber, consumir drogas o consumir personas. Pensé que nunca podría experimentar las vida con la claridad que ahora trabajo incansablemente para proteger”.

Resuelta con su imagen y con sus adicciones, Paloma literalmente abrió sus alas y voló. Desde la sesión de fotos con Pat McGrath, no ha dejado de trabajar en la industria de la moda. Fue elegida como embajadora de Fenty Beauty de Rihanna, participó en la campaña “Body Hero” de Glossier, en Nike y en Good Americans de Khloe Kardashians. También ha sido tapa de importantes revistas como Porter, i-D, Homme girls o More or Less, en la que protagonizó una campaña donde aparecía totalmente desnuda. “Lo que más me llena de esto es el componente social. Me gusta la idea de estar creando un espacio abierto para quienes se sientan poco representados en los medios y en la publicidad, e invitarlos a compartirlo. Quiero poder sentirme orgullosa, y llevar la defensa de la diversidad a todos los ámbitos que pueda: desde la ropa hasta la literatura”, confesaba luego de ese shooting.

En 2020 dio un paso más en su carrera y se convirtió en una de las modelos más importantes sobre las pasarelas. Debutó en el desfile de Fendi en Milán, un show que compartió con leyendas como Liya Kebede o Carolyn Murphy. Después llegarían los desfiles de McQueen Ferragamo o Lanvin. Su desplante antes las lentes y sobre las pasarelas la llevaron a ser nombrada por la web models.com como la mejor modelo del año 2020.

No fueron sus únicas proezas durante el año pasado, pues terminó con la portada de Vogue USA para su número de enero de 2021 bajo el lema “Año nuevo, nuevo mundo” y fotografiada nada menos que por Annie Leibovitz.

Con la portada en su manos, Paloma subió un video a su instagram donde muestra la emoción que fue compartir este logro con su madre y abuela. “Aunque mi corazón se llena de gratitud, no estoy satisfecha. Quiero ver a mujeres de cuerpos grandes, mujeres de piel oscura, personas discapacitadas. Quiero que este momento brinde un nuevo año de posibilidades y una vida de esperanza”, compartió en la publicación.

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