Con el retorno de los talibanes al poder 20 años después, las mujeres en Afganistán tienen miedo a perder los derechos sociales y económicos que ganaron en las últimas dos décadas.
Por Francisca Vives K. / @franvivesk / Fotos #whereismyname
La invasión de los talibanes en Afganistán conduce a la supresión de todos los derechos humanos que se hayan logrado hasta la fecha. Pero especialmente para las mujeres, ya que la aplicación de la ley islámica y las libertades de las mujeres son dos conceptos fundamentalmente contradictorios. Todo ello en un país donde la palabra igualdad es inaplicable a todos los niveles de la vida.
Mientras el mundo avanza en pro de los derechos de las mujeres, en Afganistán está sucediendo exactamente lo contrario. A pesar de las “tranquilizadoras garantías públicas” del representante de los talibanes de que “respetarán” los derechos de las mujeres, los temores de lo que ya está allí ocurriendo solo crece y crece.
La afirmación de que “las mujeres tendrán acceso a la educación y al trabajo y podrán salir de sus hogares solas sin un acompañante masculino” no reduce el horror en lo más mínimo, ya que en la práctica es una actitud que los talibanes no conciben por defecto.
Han pasado solo unos días desde que militantes islámicos talibanes irrumpieron en las oficinas del Banco Azizi de Kabul y ordenaron a nueve mujeres que trabajaban allí que se fueran inmediatamente para ser reemplazadas por parientes hombres.
Entre las imágenes llegadas en las últimas horas desde la capital, destaca aquella en la que un hombre pinta el cartel de una modelo femenina de vestidos de novia sin hiyab. La posición de la mujer está y debe permanecer en la oscuridad.
Y no es el único cambio que se observa en Kabul contra las mujeres en los primeros días de control talibán. Los principales canales de televisión de Afganistán siguen transmitiendo tras la llegada del Talibán al poder. Sin embargo, hay diferencias notables, como el hecho de que ya no hay presentadoras mujeres en la pantalla, según detalla el servicio BBC Monitoring.
También se destaca que hay un gran aumento de comentarios favorables y muy pocas críticas al Talibán en los canales como el estatal National Afghanistan TV y los privados Tolo News, Ariana, Shamshad y 1TV.
La televisión estatal, cuya dirección está en manos del Talibán desde la noche del domingo 15 de agosto, ha estado transmitiendo en gran medida programas religiosos.
Ni vestidos, ni maquillajes
Tras el avance del Talibán en Afganistán, muchos derechos sociales y económicos alcanzados durante los últimos 20 años se acabaron de repente, según le dijeron a la BBC varios ciudadanos afganos. Y las denuncias de recortes de libertades de las mujeres no son la excepción.
“Hay muchas restricciones ahora. Cuando salgo, tengo que llevar la burka (el traje que impide ver completamente el cuerpo de la mujer), como me lo ordenan los talibanes, y un hombre me tiene que acompañar”, aseguró una partera de Ishkamish, un distrito rural con escasos servicios, en la provincia de Takhar, en la frontera noreste de Afganistán con Tayikistán.
En los primeros dos días de la llegada del Talibán a Kabul, las calles de la capital empiezan a mostrar también indicios de esos cambios restrictivos para las mujeres.
Y la pregunta es: ¿Afganistán volverá a convertirse en un país sin rostro?
“Después de dos décadas de luchar duramente por los derechos básicos, las mujeres afganas se enfrentan ahora a la perspectiva de ver negociadas sus conquistas”, dijo Samira Hamidi, de la Campaña de Amnistía Internacional en Afganistán.
“Los pasos positivos que las mujeres han dado por sus derechos no deben quedar atrás en el proceso de paz, los derechos humanos de todos los afganos y especialmente de las mujeres y las niñas, deben estar en el centro de cualquier acuerdo”, dijo. Algo que se ha repetido en el pasado de todos modos con desastrosas consecuencias.
Las mujeres en Afganistán temen que las libertades ganadas desde 2001 -derechos básicos como acceso a la educación o a un trabajo remunerado- sean aplastadas y las organizaciones internacionales están gritando en voz alta para salvar lo que se puede salvar. Pero las mujeres solo quieren correr y gritar de miedo.
Una joven -que prefirió no identificarse- describió la ciudad como “silenciosa”. El Talibán gobierna la ciudad y todos están en casa, le dijo a la BBC.
“Tenía muchos planes para mi futuro, pero ahora no puedo ir al trabajo ni a la universidad”, agregó.
“No sé cómo será nuestro futuro. Esto me ha hecho perder la esperanza. Estoy buscando una manera de salir de Afganistán porque no hay esperanza para las mujeres”.
Por su parte, Aisha Ahmad, que estudia Ciencias de la Computación en la Universidad de Kabul, terminó el domingo golpeada por una multitud que intentaban tomar un vuelo desde el aeropuerto internacional Hamid Karzai de la capital.
“A la multitud la empujó la policía, los niños y las mujeres estaban en el suelo, yo me lastimé las manos, los pies y las rodillas”, contó la joven de 22 años a la agencia de noticias PA.
Después de no poder abordar un vuelo, Ahmad pidió en las redes sociales que algún país le diera asilo para poder terminar su educación, pues ya no lo cree posible.”He perdido la esperanza y creo que no será un camino fácil”, aseguró. “Me siento como si estuviera en un túnel… No puedo ver ninguna luz brillante y no sé qué tan largo es el túnel”, añadió.