Dos películas chilenas aterrizan en la Selección Oficial del festival Cannes 2025 que comienza hoy

Hoy se da inicio a la 78° edición del Festival de Cannes, y Chile llega con una destacada participación: dos películas nacionales han sido seleccionadas en la Selección Oficial, consolidando la presencia del cine chileno en uno de los escenarios más relevantes del cine mundial. Se trata de La ola, el esperado regreso de Sebastián Lelio, y La misteriosa mirada del flamenco, la ópera prima de Diego Céspedes.

El certamen, que se desarrollará entre el 13 y el 24 de mayo en la Riviera Francesa, reunirá a cineastas consagrados y nuevas voces que marcan el pulso del cine contemporáneo. En ese contexto, la doble presencia chilena refuerza el talento y la diversidad de miradas que el país ha logrado posicionar internacionalmente.

El regreso de Sebastián Lelio con su primer musical

Fuera de competencia, pero dentro de la prestigiosa sección Cannes Première, La ola marca un hito en la filmografía de Sebastián Lelio, ganador del Oscar a Mejor Película Internacional en 2018 con Una mujer fantástica. Esta vez, Lelio vuelve a filmar en Chile y presenta su primer musical, una película que combina potencia visual, energía colectiva y una historia profundamente íntima.

La protagonista es Julia, interpretada por Daniela López, una joven estudiante de música que se ve envuelta en el movimiento feminista de su universidad. A medida que su participación crece, también se ve obligada a enfrentar su historia personal como sobreviviente de violencia. Con música original compuesta por 17 músicas chilenas —incluyendo a Ana Tijoux, Javiera Parra y Camila Moreno—, La ola es una propuesta política y emocional que vibra con la fuerza del presente.

Diego Céspedes debuta en competencia

En la sección Un Certain Regard, dedicada a voces emergentes del cine mundial, competirá La misteriosa mirada del flamenco, dirigida por Diego Céspedes, quien vuelve a Cannes tras haber ganado en 2018 la Cinéfondation con su cortometraje El verano del león eléctrico.

Esta es su primera película y está ambientada en el norte de Chile a principios de los años 80. La historia sigue a Lidia, una niña de once años que crece en una familia queer marginada por el entorno conservador de un pueblo minero. En ese contexto hostil, circula el rumor de una extraña enfermedad que se transmite cuando un hombre se enamora de otro. La cinta, producida por Giancarlo Nasi, se despliega como un relato de identidad, miedo y resistencia, y ha sido definida por su equipo como “una película emotiva, innovadora y tremendamente chilena”.

Un momento clave para el cine chileno

La participación de ambas películas no solo representa un logro individual para sus directores, sino también un nuevo hito para la industria audiovisual nacional. La doble presencia en la Selección Oficial de Cannes confirma el nivel artístico, técnico y narrativo del cine chileno, que continúa expandiendo sus fronteras con propuestas audaces, personales y comprometidas.

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