Apostando por el medio ambiente

“Hoy voy a los galpones y me encuentro cerros de lona y no me puedo traer todo. Habrá sus 100 toneladas y yo he rescatado, de lo que he visto, que es principalmente en Santiago, como el 10-15%. Imagínate de lo que se ha almacenado y no se ha visto. Piensa después cuando nos movamos a regiones…”, manifiesta Héctor Morales, fundador de Gadol.

Por Juan Pablo Valle Castillo / @jotapezzzz

03/12/2021

Alrededor del mundo el medio ambiente se ha convertido en uno de los temas más importantes y urgentes en las distintas sociedades que habitan este planeta y cada una ha buscado alguna manera de reducir los niveles de contaminación para revertir el inmenso daño que como civilización hemos creado, a través del consumo de materiales tóxicos, la sobreexplotación indiscriminada de los recursos naturales, la irresponsabilidad en el manejo de desechos, tanto a nivel individual como colectivo y la disposición de empresas e individuos de negar la existencia de un fenómeno capaz de ser completamente devastador para futuras generaciones.

En Chile, específicamente cada vez se perciben con más fuerza las consecuencias del cambio climático; el agua ya no fluye de la misma manera, se ha extralimitado el uso de recursos naturales durante dos años consecutivos y la proyección que generan esos errores no es para nada optimista. La existencia de una economía lineal en donde el desecho no es reciclado y reutilizado se transforma en cómplice del ecocidio.

Por fortuna, de vez en cuando aparecen personajes esperanzadores que impulsan ideas titánicas que aportan de gran manera al medioambiente: Héctor Morales y su emprendimiento familiar llamado Gadol es una organización que personifica el deseo de querer cambiar el panorama existente a través del reciclaje y la reutilización de lonas de camión desechadas, en gran medida, para transformarlo en carteras, bolsos, estuches, mochilas llenas de colores y una gran diversidad de productos basados en una economía circular en la cual una materia prima vista como un desecho, se reconvierte en función de impedir una degradación  de 500 años y el gran tonelaje que representan los almacenamientos de lona en desuso.

Héctor cuenta que su conducta amistosa con el medio ambiente lo tiene en su ADN, al igual que su esposa e hija. Acá no botamos ninguna lata”, afirma.

La reinvención

Antes de que la empresa se convirtiera en lo que es hoy, Héctor y su familia mantenían un negocio de lavado de autos en un galpón. A mediados de 2019, el emprendimiento no cumplía las expectativas y urgió la necesidad de una reinvención. Durante aquellos días la lona de camión apareció en sus vidas de manera fortuita. Ideas surgieron en compañía de una experiencia en logística por parte de Héctor y los conocimientos comerciales de su esposa. En los inicios de 2020 la empresa comienza a dar sus primeros pasos.

“El hecho de haber visto la tela, yo la relaciono con algo milagroso igual. Si no llegaba no lo pensaba, pero cuando apareció justo llega la pandemia a los días después y fue como: ‘¿Qué hago?’, tengo mi situación económica no tan buena y la reinvención igual produce laceraciones y te fractura ciertas áreas de tu matrimonio o la relación con tus hijos, te cuestionas mucho. Nosotros tenemos valores cristianos y deposité mi fe en dios en que iba a resultar (…) frente a eso nosotros lo único que teníamos era una tela y la parada; bueno y las deudas, los compromisos financieros y la incertidumbre de lo que generó la pandemia, pero nunca entrando en pánico. Siempre con mucho cuidado y tratando de que no afectara tanto”.

-Desde el cambio de rubro…

-Resulta que al inicio de 2020, ya con todo este tema de la pandemia yo ya tenía varias conversaciones con empresas de transporte. Cuando yo empecé a plantear la solicitud, mientras unos me vendían y otros me donaban la lona, se fue entendiendo que yo les resolvía un problema. Nosotros tenemos entre 13 y 15 toneladas de lona rescatadas desde septiembre de 2020 hasta la fecha que pudieron haber terminado en el mar, en un vertedero o en los rellenos sanitarios. Esta tela se degrada en 500 años, ósea basura para rato. Tuvimos que entregar el galpón en ese periodo que teníamos almacenada harta materia prima y tuvimos que trasladar toda la operación a nuestra casa. Desde aquí operamos. Tenemos varios sectores del patio donde la tela llega, se hace el proceso de lavado, la recuperación del color óptico, el gramaje de la tela y atrás está el taller donde diseñamos; están los moldes, las máquinas de costura especiales y frente a eso nosotros en el 2021 estábamos claros de que esto ya tenía forma. Nos formalizamos, hicimos nuestra constitución. Hoy facturamos, tenemos sitio web en donde la gente puede comprar y combinar colores (…) hoy día nosotros tenemos el privilegio de decir que hemos contribuido al medioambiente de una manera que nadie se le hubiese imaginado o lo pensaron, pero no lo ejecutaron.

“Hoy voy a los galpones y me encuentro cerros de lona y no me puedo traer todo, habrá sus 100 toneladas y yo he rescatado, de lo que he visto, que es principalmente en Santiago, como el 10-15%. Imagínate de lo que se ha almacenado y no se ha visto. Piensa después cuando nos movamos a regiones…”, señala.

-Su misión es fomentar la economía circular, pero también aportar desde el plano social… ¿cómo va eso?

-Nosotros fuimos invitados a través de Recicla Chile que hizo una feria virtual, en el cual cada espacio costaba como un millón de pesos, pero nosotros no pagamos. Ellos nos invitaron porque encontraron que lo que hacemos está genial. Nos tocó exponer y estábamos al lado de empresas como Concha y Toro, con Angloamerican y empresas mineras. Igual te toca tener el vocabulario de mostrar tu producto mostrar la misión y las metas etc. Nuestro objetivo es fomentar la economía circular, dejar de matar el planeta y como misión que el mundo cambie. Nosotros ya partimos (…) nosotros somos economía circular desde donde lo mires. Una de las cosas que queremos implementar a este proyecto es la ayuda social. Estamos con bastantes conversaciones avanzadas. Conocemos la fundación que está en Talagante llamada Nuevamente de Gustavo Toledo director de donde están los jóvenes con problemas de drogas y alcohol en donde se les hacen terapias y en esas terapias hay desarrollo personal que ellos se potencien en la inserción laboral (…) el otro año partimos con esto.

Hasta la fecha, Gadol ha recuperado entre 13 y 15 toneladas de lona. Por cada una de ellas se contemplan 3.500 kilogramos (kg) de emanación de dióxido de carbono (CO2) que multiplicados por la cantidad de toneladas resulta en 45 mil 500 kg. Luego del reciclaje y el debido proceso de recuperación del material, la liberación de CO2 pasa a ser de 1.700 kg. El trabajo que realiza una empresa de estas características se traduce, hasta el momento, en la disminución de 23 mil 400 kg de reducción de la huella de carbono mediante un proceso de conversión de la lona de PVC utilizada en un rango de nueve meses.

-¿Cómo convencen a las empresas de utilizar sus servicios?

-Lo hago con bastante honestidad porque parte de la base de que cuando uno quiere vender su negocio hay gente hasta que miente o inventa. Yo les despierto el interés cuando ellos no saben. La mejor ayuda para mí cuando tengo que plantear un proyecto es cuando la gente no sabe y cuando la gente no sabe te escucha. Tienes toda su atención (…) es un método que ocupo y créeme que cuando yo hago esto virtual, cuando muestro los bolsos o las pecheras ellos piensan “ya, un bolso”, pero cuando llega a sus manos la reacción es completamente distinta porque ellos pueden sentir la tela. Yo voy al rescate de la lona, pero ellos me dicen a mí: ‘tú sabes que me estas quitando algo que me costó’, y es verdad, pero les digo que yo les resuelvo un problema porque el día de mañana ellos tendrán que pagar por esto porque la ley de medioambiente lo dice y no sólo podrán llegar y botar la basura; ellos lo saben.

-¿Cree que existe en Chile una conducta cultural relacionada al cuidado del medioambiente y el uso apropiado de los desechos, independiente de su tipo?

-Yo creo que hoy hay una cultura comercial ambiental más que una conciencia ambiental. Apuntamos a una conciencia real, pero hoy día no hay algo voluntario que diga vamos a reciclar, porque el que recicla todos esos residuos quiere producir algo y yo creo que estamos al debe. A comparación con los países anglosajones ellos llevan 30 o 40 años adelantados más que nosotros. Partimos tarde pero queremos apresurar el paso. Somos 20 millones de chilenos, yo creo que será el 1%, el 2% o el 5%, yo creo que hay que integrarlo en la educación.

-De hecho, no todas las comunas tienen los mismos sistemas de reciclaje ni tienen la misma efectividad.

-Lo que se ha hecho es insertar un punto limpio en la comuna, pero el creer que ya hay algo en donde la gente pueda acopiar se da por hecho, pero el problema no es el punto, el problema es que la gente llegue efectivamente a dejar su basura.

-¿Qué mensaje le darías a la gente para que cambie de alguna u otra manera su concepción del problema medioambiental?

-El ser humano trajo este contaminante y hoy estamos obligados a cambiar esto. De dejar de matar los combustibles fósiles…estamos dinamitando nuestro planeta. He estado tan ligado con Oceanplastic y otros tipos de organizaciones que las sigo y me dan datos que digo: ‘¡en serio estaba matando a mi planeta!’ Yo encuentro que yo quiero prolongar la vida de mis hijos, de mis nietos y de todas mis generaciones; uno tiene que entender que hasta al invadir los espacios silvestres ya provocas un daño. Entonces qué mensaje les daría; si va a ser, que sea en un largo plazo, pero que nos demoremos más, hoy limpiemos el planeta, si ya corre agua sucia, que corra menos. Hay que contener, nosotros estamos conteniendo no evitando. Hoy los que no se sumen a recoger, que no ayuden a desparramar. No me ayudes a contaminar o a ensuciar y cada vez somos más. Tienes que tener tus principios súper claros y no dudar. El que no entiende el reciclaje como conciencia y quiere comercializar, en la misma operación te sacan.

Gadol, una palabra hebrea sinónimo de grandeza, se alza como una empresa que logra hacer coexistir las ganas de aportar al cuidado y a la contención del cambio climático junto a un brillante modelo de negocios sustentable que logra destacar entre las dificultades económicas que condicionan a los emprendimientos del país; la mezcla perfecta entre una ayuda colectiva y personal desde el reciclaje, la reutilización y buen uso de desechos de empresas que ven la lona como residuo. Mientras unos ven en un material una limitación y un problema sin fin, otros, como Héctor y su familia, logran apreciar una materia prima no explotada en su totalidad y con múltiples posibilidades.

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