La icónica marca de jabón y detergente celebra su aniversario con un emotivo libro conmemorativo que reúne los recuerdos de generaciones de chilenos. Una verdadera carta de amor al lavado a mano y a la memoria colectiva del país.
Pocas marcas despiertan tanta nostalgia como Popeye. El clásico jabón en barra —infaltable en los hogares chilenos por generaciones— cumple 75 años, y lo celebra con una iniciativa que toca fibras: un libro conmemorativo que reúne 75 relatos enviados por consumidores de todo Chile, quienes compartieron recuerdos entrañables donde Popeye es protagonista.

La propuesta surgió tras una convocatoria abierta en 2024, que invitó a las personas a relatar momentos personales o familiares en los que el jabón estuvo presente. El resultado: más de 250 historias llenas de aroma a memoria, texturas del pasado y emociones a flor de piel. Desde recuerdos de infancia junto a madres y abuelas restregando sobre la artesa, hasta relatos de esfuerzo, crianza y trabajo duro.
“Sabemos que Popeye ha acompañado a generaciones en distintos momentos de la vida. Esta recopilación es un homenaje a nuestros consumidores, porque en estos 75 años, su historia es también la nuestra”, cuenta Pablo Maritano, gerente comercial de la marca y nieto de su fundador, el inmigrante italiano Miguel Maritano Amedeo, quien en 1949 fundó la fábrica en Talcahuano.
El libro, titulado 75 años con Popeye, incluye ilustraciones originales, una sección dedicada a la historia de la empresa, testimonios de sus trabajadores y hasta un diccionario “chileno” del lavado de ropa. Los relatos fueron seleccionados por un jurado compuesto por el escritor Marcelo Simonnetti, la periodista Paula Olmedo, la librera Ana María Barra, y representantes de la marca. Todos ellos valoraron la calidad narrativa, el valor emotivo y la autenticidad de las historias.

“Recibimos relatos de todas las edades y regiones del país. Fue emocionante confirmar algo que ya intuíamos: Popeye está en la memoria afectiva de los chilenos”, señala Paula Olmedo, quien además fue la editora del libro.
Pero este aniversario no solo mira al pasado. La empresa sigue firme en su compromiso con la innovación, adaptándose a los nuevos tiempos y desarrollando productos que respetan la piel y el medioambiente. Todo, sin perder su esencia: ser una empresa familiar, cercana y profundamente arraigada en el corazón del país.
“Nos gusta lo que hacemos, amamos lo que hacemos. Popeye lo es todo para nosotros”, concluye Pablo Maritano, quien también recuerda las palabras de su padre: “La embarcación debe seguir navegando”. Y así lo ha hecho, sorteando terremotos, tsunamis y cambios de generación, con el mismo espíritu con el que comenzó: esfuerzo, dedicación y mucho cariño.
Popeye no es solo un jabón. Es historia, es memoria, es identidad chilena hecha espuma.