Helioterapia: la fuerza curativa del sol

En la dosis adecuada, el sol es beneficioso para la salud y puede utilizarse como complemento de los tratamientos médicos. Conoce cómo influye en los distintos sistemas de nuestro cuerpo. 

Por Francisca Vives K. / @franvivesk

La actual cultura del sol está dominada por el ideal del cuerpo perfectamente bronceado. En esa búsqueda de belleza, a pesar de los riesgos asociados al exceso de exposición solar, muchos no dudan en tumbarse el día completo bajo los rayos UV. Sin embargo la helioterapia ofrece un modelo alternativo, donde la salud y el bienestar están en primer lugar. 

¿Qué es la helioterapia?

La acción terapéutica de la radiación es conocida como helioterapia. Practicados con moderación, los baños de sol son utilizados desde épocas remotas para combatir y tratar diversas enfermedades y para mantener el buen estado de salud en general.  Estos se pueden realizar en distintas zonas ambientales o climáticas, ya sea en el mar o en la montaña, y se pueden practicar tanto en invierno como en verano. No obstante, no es recomendable que el clima en que se realiza la terapia sea demasiado cálido ni demasiado frío. Los días secos, templados y con el cielo despejado son los más indicados. 

Salvo excepciones, la mayoría de las personas tiene la capacidad de adaptarse al sol, que puede tomarse en dosis pequeñas y moderadas sin necesidad de recurrir a cremas con factor solar. Si se quiere disfrutar de una exposición más larga o se desea proteger las zonas más delicadas (las menos expuestas durante en resto del año) es fundamental recurrir al uso de protectores solares. 

Los efectos del sol

El sol emite diferentes tipos de radiaciones y cada una posee efectos particulares sobre las y el organismo: 

  • Fortalecedor óseo: La radiación ultravioleta del tipo B (UVB) favorece la síntesis de vitamina D, la que necesitamos para que el calcio y el fósforo se fijen en los huesos y para metabolizar los hidratos de carbono.
  • Acción antibacterial:  Bajo la acción de las radiaciones ultravioletas muchas bacterias pierden la capacidad de reproducirse, reducen su vitalidad y mueren. Cuando nos exponemos al sol, esta acción antibacterial se produce directamente sobre la piel. Por otra parte, existe un efecto antibiótico indirecto porque la luz solar aumenta la cantidad de células inmunitarias -glóbulos blancos- en la sangre.
  • Antidepresivo: La luz del sol resulta imprescindible en la regulación de la secreción de hormonas y neurotransmisores. Por eso cuando, cuando escasea se multiplican las posibilidades de depresión e incluso, pueden producirse desórdenes del estado de ánimo. 
  • Antiinflamatorio: El sol estimula la circulación sanguínea y las terminaciones nerviosas de la piel, lo que produce un efecto analgésico. Los dolores musculares, debidos a contracturas o contusiones, y las inflamaciones superficiales pueden ser aliviadas gracias a la helioterapia. Incluso la tensión arterial se reduce al dilatarse las pequeñas venas que recorren la piel. 

Así curan los rayos solares

Los baños de sol están indicados para ayudar a tratar diversas enfermedades y desórdenes. Estos son los más habituales.

Anemia

El déficit de glóbulos rojos, que transportan oxígeno, es una de las indicaciones tradicionales de la helioterapia. Los rayos del sol, especialmente los tomados en la alta montaña, provocan un aumento directo de los glóbulos rojos en circulación y aceleran la curación si se complementa con una dieta especial o con suplementos. 

Sistema respiratorio

Se recomiendan los baños de sol de la cintura para abajo con el fin de descongestionar los pulmones. También tienen propiedades antióticas y fortalecedoras.

Trastornos digestivos

La cura solar puede incluirse en el tratamiento de malas digestiones, estreñimiento, falta de apetito, diarrea, cólicos y candidiasis. Los efectos positivos se deben a una mejor circulación de la sangre en los órganos relacionados con la digestión, lo que estimula la secreción de jugos gástricos y la asimilación de los nutrientes. Per no conviene tomar baños de sol cuando hay hemorragias, inflamaciones o acidez en el estómago. 

Sistema reproductor

Los suaves baños de sol sobre los genitales femeninos son eficaces ayudas en casos de sequedad vaginal, infecciones por hongos y menstruaciones dolorosas. 

Diabetes

El sol – como la dieta, el ejercicio y los baños de aire- estimula el funcionamiento de metabolismo y en consecuencia la secreción de insulina y la asimilación de hidratos de carbono. 

Osteoporosis

Es una de las indicaciones evidentes puesto que el sol provoca la síntesis de vitamina D y ésta ayuda a fijar los minerales en los huesos. Por esta razón, los baños de sol, especialmente si se realizan a orillas del mar, están indicados en casos de fracturas. 

Afecciones a la piel

La helioterapia consigue excelentes resultados sobre ciertas clases de acné y las impurezas de la piel. En otras enfermedades más complejas, como el eccema, la psoriasis i las heridas que no cicatrizan, también está indicada como tratamiento complementario y bajo control médico. En muchos casos se recomienda combinar el sol con los baños de agua de mar y la dieta. 

Trastornos nerviosos

Además de la depresión estacional, los baños de sol están indicados en la depresión leve, la falta de vitalidad, la irritabilidad y la anorexia. El tratamiento ideal de los trastornos nerviosos consiste en realizar jornadas completas de contacto con los elementos naturales, paseando entre árboles, tomando a lo largo del día breves baños de sol, seguidos de baños de agua y sesiones de ejercicios físico. Si la terapia se realiza en grupo, los efectos beneficiosos se multiplican. 

Enfermedades renales y urinarias

Al activar la circulación de la sangre, el sol mejora el funcionamiento de los riñones y favorece la eliminación de líquidos. Mediante la intervención sobre la asimilación de los minerales, los rayos solares pueden prevenir la reaparición de cálculos. 

Baños de sol terapéuticos

La helioterapia. Utiliza la exposición al sol de manera dosificada. En este sentido, no es correcta la idea de que “cuanto más sol, mejor salud”. Para que los baños solares produzcan sólo beneficios es necesario tener en cuenta factores como el tipo de piel, la época del año, el lugar y la hora del día. El aumento progresivo de la exposición es el gran secreto.

  • El sol de montaña, con aire limpio y seco, y presión atmosférica baja estimula el sistema nervioso y el metabolismo. También está indicado para reforzar el sistema respiratorio. 
  • La helioterapia marina, bajo la enorme luminosidad causada del reflejo en la arena y el mar, y con una temperatura y humedad moderadas, resulta sedante y está recomendada para tratar problemas circulatorios y en casos de debilidad general. 
  • Evitar las horas de mayor intensidad solar, principalmente en los meses de verano. Lo ideal es aprovechar las primeras horas de la mañana (entre las 8 y las 11) o las últimas de la tarde (después de 16).
  • Comenzar la exposición al sol progresivamente. El primer día basta con 5 minutos. Los especialistas recomiendan empezar por los pies y cada día sumar 5 minutos y ampliar la zona de exposición. Al quinto día, se puede incluir la zona del pecho y el baño puede durar 25 minutos. 
  • Después de 10 días, el tiempo máximo de exposición es de 50 minutos, divididos entre la parte anterior y posterior del cuerpo. Conviene realizar pausas para tomar un baño o ponerse a la sombra 15 minutos, hacia la mitad del baño de sol. 
  • La cabeza siempre debe estar cubierta y los ojos protegidos con anteojos de sol. 
  • Tras cada sesión es necesario refrescarse con agua, empezando por la cabeza y luego friccionando los brazos, las piernas, la espalda y finalmente el vientre. En la playa zambullirse en el mar es la forma más natural y placentera de recuperar la temperatura corporal. 
  • Permanecer acostado no es la única manera de tomar sol. De hecho es mejor moverse, pasar del sol a la sombra y hacer algún ejercicio suave. 

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