La niña que tiene nombres es honor a su bisabuela y abuela, nació el viernes pasado en el hospital de Santa Bárbara Cottage, en California. “Lili” pesó 3 kilos con 200 gramos y por nacimiento es una ciudadana norteamericana.
Por Bernardita Cruz Baraona / @bernicruzmr
“Es con gran alegría que el Príncipe Harry y Meghan, el duque y la duquesa de Sussex, dan la bienvenida a su hija, Lilibet “Lili” Diana Mountbatten-Windsor, al mundo. Lili nació este viernes, 4 de junio, a las 11:40 am. bajo el cuidado de los doctores y el personal del Hospital Santa Barbara Cottage en Santa Barbara (California). Pesó 7,11 libras. Ambas, la madre y la niña se encuentran bien y sanas y están en casa. Lili se llama así por su bisabuela, Su Majestad la Reina, cuyo apodo familiar es Lilibet. Su segundo nombre, Diana, fue elegido en honor a su amada abuela, la princesa de Gales. Es el segundo hijo de la pareja, que ya tiene un hijo de dos años llamado Archie Harrison Mountbatten-Windsor. El Duque y la Duquesa agradecen los buenos deseos y las oraciones mientras disfrutan de este día especial en familia”. Con este comunicado en la página web de Archwell, la fundación de Meghan Markle y el príncipe Harry, se dio a conocer el nacimiento de la undécima bisnieta de la monarca Isabel II.
La niña llega en medio de tiempos turbulentos para los Windsor, marcados entre otras cosas, por el alejamiento definitivo de Harry de la Corona y su renuncia a los privilegios y obligaciones de ser miembro de la familia real. Como si fuera poco, comenzaron dimes y diretes que alcanzaron su punto cúlmine el pasado 8 de marzo en una entrevista que los duques de Sussex le dieron a la animadora Oprah Winfrey. En ella la pareja aseguró, entre otras cosas, pensamientos de suicido, depresión, miedo a repetir la historia de Diana e incluso, racismo. Y sus palabras sí fueron escuchadas. Las audiencias alcanzaron cifras sorprendentes al momento de la emisión. Según Los Angeles Times, tan solo en Estados Unidos la vieron más de 17 millones de personas y en Inglaterra otros 12 millones.
Pero sin duda, otro de los hitos que marcaron estos meses de dulce espera, fue la muerte de Felipe de Edimburgo de 99 años, marido de la reina durante 73. Un hombre que marca el fin de lo que se conoce como la antigua monarquía. Sobre su muerte surgieron varias especulaciones, pero, sobre todo, sobre su funeral ya que fue en esa instancia que pudo compartir Harry con su padre y su hermano William, con quienes se asegura están completamente alejados tras la decisión del segundo de los hijos de Diana de Gales.
Es en este escenario en que el nombre escogido por Meghan y Harry para su hija, de para que se especule sea un nuevo intento de volver a encontrarse, quizás sin ser nuevamente miembros de la familia real pero sí cercanos a la Reina.
LILIBET DIANA
Una foto en blanco y negro de los duques de Sussex fue la que confirmó para el Día de los Enamorados, que la familia se agrandaría ya que estaban esperando un nuevo hijo que se sumaría al mayor de la pareja, Archie de dos años. El embarazo se dio a conocer luego de que la misma Meghan señalara que había tenido una triste pérdida.
Luego, en la bullada entrevista a Oprah Winfrey, fue también la pareja que anunció que esperaban una niña y que esta nacería en Estados Unidos.
Lo que sí se mantuvo en secreto y como es de costumbre en las familias monárquicas, fue el nombre que llevaría su hija. Eso hasta hoy, ya que los duques anunciaron su nacimiento y con ello dieron a conocer que la niña se llama Lilibet Diana.
“El 4 de junio fuimos bendecidos con la llegada de nuestra hija, Lili. Ella es más de lo que podríamos haber imaginado, y seguimos agradecidos por el amor y las oraciones que hemos sentido en todo el mundo. Gracias por su continua amabilidad y apoyo durante este momento tan especial para nuestra familia”, señaló Harry.
Se trata de dos nombres potentes dentro de la realeza británica que evocan a quienes han sido, sin lugar a dudas, las dos mujeres más potentes que los Windsor han tenido en la última década: La reina que está pronta a cumplir 70 años a la cabeza de la monarquía de 16 estados independientes, que es figura política en los 54 países que conforman la Mancomunidad de Naciones y, principal autoridad de la iglesia anglicana. Y Diana, la mujer de mirada melancólica que reveló los más oscuros pasajes de su vida en Buckingham, escándalos amorosos, enfermedades como la bulimia y la mala relación con todos los miembros de la familia real. Además, fue la mujer que, sin quererlo, obligó a la propia monarca a acercarse a la gente luego de que la princesa fuera elogiada públicamente por su estilo, sencillez, desplante y sus labores humanitarias como la lucha contra la discriminación a los enfermos de SIDA.
