En el icónico Bar Bemelmans del Hotel Carlyle, Lana Del Rey y Andra Day sorprendieron con una interpretación al estilo Old Hollywood, rodeadas de joyas Cartier, estrellas de cine y una atmósfera que solo Nueva York puede ofrecer.
Entre todas las celebraciones que suceden tras la Met Gala, hay una que cada año se roba el protagonismo: la after-party de Cartier. En el íntimo y legendario Bar Bemelmans del Hotel Carlyle, el glamour y la elegancia se dan cita en una noche donde las estrellas no solo pasan, sino que se quedan. En 2025, el evento alcanzó un nuevo nivel de sofisticación gracias a un momento inolvidable: Lana Del Rey tomó el micrófono y, al más puro estilo Old Hollywood, hizo suyo el escenario con una interpretación que dejó al público sin aliento.

Acompañada por Andra Day y respaldadas por el talento inconfundible de Jon Batiste, ofrecieron una actuación improvisada entre copas de Martini, murales dorados y un mar de diamantes. La sala, colmada de figuras del mundo de la moda, el cine y el arte, quedó en completo silencio mientras las voces de ambas divas envolvían el espacio con una magia difícil de replicar.
Ni la lluvia ni el paso de las horas opacaron el ánimo. Michael Kors y Lance LePere disfrutaban la velada en la barra de caoba, mientras Jeremy Allen White se abría paso entre los asistentes. Lauren Santo Domingo, impecable en un vestido pálido de Christopher John Rogers, conversaba con Derek Blasberg en una de las clásicas banquetas del lugar. Pero fue la música, inesperada y sublime, la que convirtió la noche en una leyenda más del Carlyle.