Una de las frutas más saludables en toda temporada que aunque poco llamativa esconde bajo su esponjosa piel una jugosa pulpa verde, rica en vitamina C.
Por Francisca Vives K. / @franvivesk
El kiwi debe su nombre al pájaro kiwi de Nueva Zelanda, pero la fruta es originaria de China. Por eso se le conoce también como la grosella china. Los médicos de la antigua medicina oriental sitúan al kiwi como la fruta número uno por sus beneficios para la salud y ostentan el récord de contenido en vitaminas, minerales y antioxidantes.
Un kiwi de 100 gramos contiene 20 mg de magnesio, que fortalece el sistema nervioso. Si comes un kiwi de postre todos los días, te sentirás tranquilo y no tendrás que tomar una gota de nada para la ansiedad por la noche. Pero también, un kiwi contiene bastante fructosa, lo que proporciona a tu cuerpo un rápido impulso de energía. Así que si te cuesta despertarte por la mañana, come un kiwi antes del desayuno: el azúcar de la fructosa funcionará tan bien como un café expreso. Tu cabeza se pondrá en marcha en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, recuerda que este tipo de combustible se quema rápidamente, así que recuerda comer carbohidratos complejos en el desayuno para no tener hambre hasta la hora del almuerzo. No confíes únicamente en el kiwi.
Por su alto contenido en vitamina C, también es excelente para mejorar el estado de tu piel, pues es justamente la vitamina C la que hace que tu piel brille, y también ayuda a la producción de colágeno.
Y como si todo lo anterior no bastara, el kiwi es capaz de eliminar del organismo las sustancias nitrogenadas nocivas, producto de la descomposición de las proteínas. Si comes mucha proteína vegetal y animal – hazte una prueba, y presta atención a los niveles de urea y creatina en el suero sanguíneo. La capacidad del kiwi para eliminar los residuos nitrogenados del organismo puede considerarse un verdadero milagro chino.
