Paula Espejo / única chilena y sudamericana participante del proyecto “eXXpedition”

El lunes 2 de marzo, tras 22 días de navegación y más de 2.200 millas náuticas transitadas,la chilena Paula Espejo hizo historia. Única representante sudamericana de la “eXXpedition”, iniciativa que busca encontrar una solución científica a los microplásticos en el mar, recorrió desde Islas Galápagos hasta Rapa Nui en el yate Travel Edge.En el 50° Día Internacional de la Tierra 2020, compartimos su historia.

Por Francisca Vives K.

“Hacer visible lo invisible”. Ese es el lema de eXXpedition, organización ambientalista británica fundada en 2014 por la ambientalista británica Emily Penn, que busca entender las causas de la acumulación de microplástico en los océanos y entregar posibles soluciones. Hace seis meses, la organización puso en marcha un ambicioso proyecto: la expedición Round The World 2019-2021. En ella, 300 mujeres de todo el mundo (elegidas entre unas 10 mil postulantes) darán la vuelta al mundo durante dos años recolectando muestras para verificar el estado de la polución oceánica.

El viaje de 30 tramos, comenzó el 7 de octubre del año pasado en Inglaterra, luego siguió Antigua y Barbuda; Aruba, Panamá e Islas Galápagos. Es aquí donde se integró Paula el 15 de febrero. Recaló en Isla de Pascua el 2 de marzo, cuando en Chile ya se hablaba de lo que sería la gran pandemia mundial del siglo: el coronavirus.

Paula Espejo (40) es psicóloga y coach ejecutivo, tiene 3 hijos ( Simon 14, Jose Domingo 12 y Laura 7 años) y como profesional se dedica a diseñar y ejecutar programas de coaching ejecutivo y desarrollo organizacional. Su ámbito de expertise es en procesos de cambio y transiciones profesionales acompañando a personas desde temas vocacionales y desarrollo de carrera, pasando por crisis vitales hasta construcción de propósito. “Entender que quieres hacer con tus talentos y lo que te apasiona en el tiempo que tienes en esta vida. Y claro, en mi caso no es casa de herrero cuchillo de palo… al revés… Yo me tomo mi propia medicina. Y si yo puedo, mis clientes también pueden”, dice.

Su relación con el agua es muy antigua, asegura. “El agua salada era un imán para mi, siempre sentí que había nacido en el lugar equivocado. Envidiaba a esa gente en otras latitudes que después del trabajo se iba a surfear o a bucear en un mar algo más cálido y amistoso que el nuestro”.

Muy deportista, compitió en gimnasia olímpica, esquí acuático y después en nado sincronizado. “Buceo hace 20 años, me certifique como buzo en Zapallar contra la voluntad de mis papás -trabajé todo un verano para lograr mi primera certificación-. Y nunca más paré. Lo he hecho en distintos lugares del Chile y el mundo”, asegura con emoción. Y agrega: “Cuando mis hijos empezaron a crecer siempre los involucré en actividades que los mantuvieran en contacto con la naturaleza, como el trekking, camping, ski, andar en bici y como todavía son muy chicos para bucear en Chile encontré en la navegación una forma de acercarlos a este mundo que adoro, que es el océano”.

“Navegar es una de las actividades que mejor combinan la actividad en equipo y también la posibilidad de observar y contemplar el medio ambiente. Pero en Chile la convocatoria de mujeres en náutica es muy baja, yo habitualmente era la única mujer en regatas y definitivamente la única que estaba navegando con mis niños en Mayo o durmiendo con ellos en el velero con marejada. Esto me llevó a preguntarme las razones de esta baja participación y lo increíble que sería que aumentara como sucedió con el running. Yo empecé a correr en la época en que pocas mujeres lo hacían. Entrené mi primera maratón con un grupo de hombres porque me moría de miedo salir a correr sola al cerro San Cristóbal a las 4 de la mañana los largos que duraban cerca de 3 horas. Todo eso me ha inspirado, así como también el buceo a promover estas actividades y que tengamos cada vez más infraestructura y soporte de instituciones que nos permitan ver a más mujeres en el mar.

Desde que fuiste elegida por eXXpedition, ¿cuál fue tu proceso de preparación para esta travesía?

Insomnio a las 4 de la mañana… Por qué no hay mujeres en el mar… Prendí el computador y en mi búsqueda me encontré con eXXpedition. Postulé el 2018 y cuando le conté a mi marido me dijo: “Vas a quedar… tienes mi apoyo incondicional para hacer esto”. Esa declaración de hace casi un año ha regido su actuar. Me confirmaron el 19 de Julio de 2019 y desde entonces me dividí en tres: mi trabajo, eXXpedition y mi familia. Fueron tres meses intensos, pero la clave estuvo en armar un equipo desde el primer día. Haber ampliado desde lo individual a lo colectivo fue la la clave del éxito en el plan que nos trazamos. A los tres meses el estallido social implicó muchas dificultades y muchos potenciales sponsors no pudieron acompañarme y de regreso con el coronavirus mantener los proyectos para el 2020 ha sido complejo y he tenido que reinventar una y otra vez el camino para poder avanzar.

¿Por qué el tramo Galápagos – Isla de Pascua?

En el momento en que postulé tuve la suerte de poder escoger el tramo y también la posibilidad de navegar una ruta que sólo la hace 20 barcos al año (de hecho nuestra tripulación estaba en turnos en cubierta 24/7 y solo vino un barco pesquero muy muy a la distancia). Este tramo es de suma importancia, ya que el giro del Pacífico Norte se encuentra ampliamente estudiado por EE.UU que destina cuantiosos recursos hace muchos años para esto. Escogí mi tramo porque soy una fan de Isla de Pascua, de sus aguas casi moradas, de su cultura, de su gente, de sus misterios. Y Galápagos, donde cumplí otro sueño: ver bajo el agua una iguana anfibia.

¿Cuáles fueron tus tareas, tus roles durante esta travesía?

Navegué 2.200 millas náuticas entre estas dos áreas marinas protegidas en 22 días. Nuestras tareas tenían que ver con la operación y dirección del velero de 70 pies en el que viajamos, cosas domésticas como aseo, comidas, tomas de muestras, registro y análisis de muestras, y actividades de trabajo en equipo para generar aportes desde la disciplina de la que viene cada tripulante. En mi tripulación eras 10: biólogas marinos, diseñadoras, empresarias, artistas visuales, entre otros y de varias nacionalidades y edades diferentes. Además de mi contribución como parte de la tripulación, era desde mi ámbito de expertise como psicóloga en comportamiento y cómo enfrentar una crisis como esta, que al igual como la que estamos viviendo con el coronavirus implica un proceso de cambio y adaptación, en el que reconocemos que ciertos hábitos y paradigmas pasados ya no nos sirven para operar y debemos ajustarlos con agilidad, pero también en profundidad para conseguir cambios sustanciales y de largo plazo.

¿Finalizado el tramo, se lograron esos objetivos trazados?

Tuvimos mucha suerte con el clima, principalmente el día que teníamos que tomar más muestra en el giro del Pacífico Sur. Fue un día de espectacular calma que además nos permitió constatar de primera mano que el problema es muchísimo más grave de lo que pensábamos dada su invisibilidad. En aguas que parecen prístinas encontramos 5 veces más microplásticos del que encontramos en todo el resto de la travesía de más de 1600 millas náuticas. Los objetivos trazados se cumplieron pero aún queda mucho por hacer ya que exXpedition no contaba con el permiso que debe otorgar el SHOA para investigar dentro de nuestra zona económica, por lo que las 200 millas a la redonda de Isla de Pascua aún es un territorio prácticamente inexplorado y no lo podemos hipotetizar sobre lo que hay en el mar en base a lo que llega a las costas de RapaNui. Yo no iba hace 10 años a la Isla y quedé tremendamente sorprendida por la cantidad de microplásticos que podían observarse sobre las arenas de Anakena, miles de miles de pedacitos de colores repartidos por todas partes.

¿Hay conclusiones concretas que ya se pueden sacar de los estudios que hicieron con con tu equipo?

La mayor parte de las conclusiones son cuantitativas, ya que nuestro análisis a bordo consistía en identificar el microplástico en las muestras y reconocer a qué familia de polímeros pertenecía. El plástico en una denominación que agrupa a un material que puede adoptar múltiples cualidades de acuerdo a su composición y por lo tanto eso también nos permite comprender qué tipo de industrias y qué plásticos son los que están generando mayores problemas y la urgencia de generar cambios.

“La sustentabilidad no se va a resolver con el intelecto, se va a resolver con la emoción” . Esta frase es tuya, ¿te hizo sentido en esta travesía?

Absolutamente, en el océano cuando navegas no tienes otra alternativa que estar presente, conectado a la vida en lugar de al wifi. Entonces entiendes la fragilidad de la vida humana, como todo puede cambiar en segundos, lo vulnerables que somos a la enorme fuerza de la naturaleza. Es como afinar un instrumento. Cuando lo consigues y comienzas a actuar con una determinación que proviene de la claridad y no del caótico “hacer por estar ocupado o por producir”. Las emociones son como las cuerdas y el intelecto es como la partitura… Puedes tener un súper buen plan, pero si no hay armonía, ese plan y el progreso a la larga son destructivos.

¿Qué fue lo más gratificante y lo más difícil de todo el proceso?

Tengo muchas pasiones: el mar, aprender constantemente, el deporte, la fotografía, el medio ambiente, la música, las manualidades, cocinar… Soy un bicho muy multifacético. eXXpedition me dio la oportunidad de expresarlos todos, eso es lejos lo más gratificante. Poder explotar talentos y habilidades que he entrenado por años. También ver el apoyo de mi marido y mis hijos, de algunos amigos que han sido incondicionales y personas que no conocía que generosamente destinaron su tiempo a ayudarme y enseñarme cosas que necesitaba para estar bien preparada. Relacionarme con equipos de alta gama como el  iPhone 11 Pro, fue otra de las cosas gratificantes. Habitualmente viajo con una cámara profesional que implica una tremenda mochila y al menos 4 lentes, en esta oportunidad tenía un espacio muy limitado dentro del velero y viajar con una tremenda cámara liviana y que no utilizaba espacio fue perfecto. Su memoria inagotable, además me permitió registrar y compartir todas las imágenes para dos de los documentales que se están preparando, uno realizado por un equipo liderado por una de mis compañeras de Monaco y el otro de eXXpedition.

Este video y todas las imágenes de este reportaje fueron tomadas con un iPhone 11 Pro.

¿Cuál fue tu conclusión general sobre el panorama de la contaminación de los océanos? Y ¿Qué podemos hacer nosotros para contribuir?

¿Quieres que sea honesta? El panorama no se ve nada bien. No solo por la contaminación sino también por la depredación, como buzo y con amigos chilenos que bucean para la ciencia el daño generado por varias industrias que se dedican a la extracción y explotación han identificado daños importantes en lugares que eran prístinos.

No soy pesimista, de lo contrario no me habría embarcado en eXXpedition. Pero llevamos muchos años teniendo un comportamiento negligente en relación a que el océano era como un vertedero más. Imagínate que el otro día viendo un documental sobre cruceros me entero que la cadena Princess ha sido multada dos veces por botar el aceite quemado de los motores al mar y son multas millonarias, pero su negocio genera billones de dólares y aún así prefiere tirar al mar sus residuos, lo cual es muy difícil de fiscalizar en alta mar.

Creo que como dice Andrea Wulf, una de mis escritoras preferidas: “Esta es una crisis global y por eso necesitamos soluciones globales… Necesitamos poetas, artistas, médicos, recolectores de base, fotógrafos, buzos, profesores, agricultores, pescadores…” Todos tenemos algo que aportar cuando nos reconocemos como parte de un todo. En lugar de pensar que lo que yo haga da lo mismo… cada pequeño gesto importa y eso es lo que hará la diferencia. Yo espero que como humanidad esto nos empuje a funcionar desde niveles superiores de consciencia y desde mi perspectiva ese nivel superior es el amor.


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