“Es responsabilidad de todos ser sustentables”

Franz Kramer, gerente comercial y fundador de Enfaena S.A.

El plástico, es un maravilloso material que no hemos sabido aprovechar. Al que se le ha demonizado como el responsable de la gran crisis medioambiental, siendo una de las materias primas más jóvenes en la industria del packaging es, sin duda, una solución fantástica para la industria del reciclaje actual.

Nosotros lo creamos y, por lo mismo, nosotros nos debemos hacer responsables de manejarlo; para ello debemos guiarlo correctamente y así poder maximizar los inmensos atributos que tiene este generoso material. En general, y en sus diversos tipos existentes, es un polímero posible de recuperar y reciclar. Sus capacidades técnicas hacen que se pueda reutilizar innumerables veces ya que sus cadenas moleculares se mantienen y no se degradan fácilmente.

En el caso del reciclaje de PET en Chile, tenemos una industria tremendamente desarrollada, lo que se traduce en oportunidades tanto para los productores como para los recicladores. El PET es un material noble, fácil de moldear y tremendamente amigable para el consumidor. En el mercado del PET existen varios tipos de embalajes, todos ellos 100% reciclables, aquellos que contienen algunos adicionales en laminaciones o impresiones serigráficas, la exportación sigue siendo una gran alternativa, ya que en el mundo hay capacidad instalada para recibir estos productos, transformándolos principalmente en fibra sintética para luego ser derivados a diversos productos como textiles (poliéster), piezas de automóviles, alfombras, juguetes, entre otros. En Chile es tan poco lo que se captura de plástico PET que importamos “basura”, que es el mismo PET domiciliario de otros países para poder cubrir la tremenda infraestructura local que tenemos disponible.

Si no existiera el plástico, tendríamos que sustituirlo por otros materiales como el cartón y para producir cartón hay que talar árboles, al final, se traduce todo en un problema de educación. La educación medioambiental es definitivamente la solución a la creciente crisis sanitaria global, es responsabilidad de todos ser sustentables, pero principalmente de quienes ponen los productos en el mercado, ya que ellos nos darán las posibilidades reales de relacionarnos correctamente con el residuo y poder reciclarlo adecuadamente en función de la infraestructura existente tanto en Chile como en el extranjero.

Educar a los consumidores es fundamental, ya que en nuestras manos está el destino del residuo. Es el fin de los tiempos viejos, el fin de tomar malas decisiones, de pensar sin considerar al medioambiente como un socio estratégico, de generar productos de consumo desde lo desechable y no desde lo reciclable. Del egoísmo, tras la idea de que “el fin justifica los medios”.

Pronto vendrán nuevos aires, que pueden y deben ser mejores para todos; no es permisible que todo siga igual que antes, no debe ser así. Esta es la oportunidad que nos está dando el Universo de volver al origen, eso que está antes de la materia, donde el espacio se fracciona, donde nace la vida, eso que en momentos de crisis hace surgir lo mejor de cada uno de nosotros, eso que algunos llaman solidaridad y otros, amor.

En tiempos de crisis y pandemia, donde no hay lugares habilitados para recibir residuos domiciliarios, seamos consciente, tengamos responsabilidad de consumo, no compremos productos en exceso de material con empaque. Si eres de las personas que no está de acuerdo con la existencia del plástico y otros materiales de embalaje, renuncia a la compra masiva, ten un consumo responsable, no compres el de 1 kg, sino el de 5 kg, prefiere volumen, opta por lo retornable, no botes los residuos a la basura, infórmate, recicla.

Es evidente que hoy el plástico sí es un problema, actualmente cerca de ocho millones de toneladas anuales de residuos llegan al mar y gran parte de este volumen corresponde a envases plásticos. Los pronósticos para los próximos años son aún más dramáticos y si no tomamos acciones pronto, será como una bola de nieve en caída que crece y crece y que no se sabe cómo podría terminar. La educación ambiental entonces a nivel transversal es y seguirá siendo la clave; la solución a este dilema es posible si como sociedad somos capaces de organizarnos entre todos.

En nuestro país hay fundaciones e iniciativas que apuntan a la opción de aunar esfuerzos, Chile sin Basura es un ejemplo claro de ello. La Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR) –de la cual Enfaena, empresa a la que pertenezco, es socia– se ha preocupado de este tema desde su formación; es más, actualmente es parte activa del Pacto por los Plásticos que lidera Fundación Chile, organismo que lidera de manera colaborativa el cambio en los modelos de producción y, con ello, sus impactos en el medioambiente. Además, ANIR es integrante estratégico de la Hoja de Ruta para una Economía Circular para Chile del Ministerio de Medio Ambiente. Lo que reafirma el compromiso de ANIR y sus empresas asociadas por contribuir a un mundo mejor.

Sin duda, la crisis sanitaria ha afectado al mundo del reciclaje, pero como en todo, lo importante es saber adaptarse a los cambios y no dejar de entregar lo mejor de cada uno todos los días. Nadie dijo que esto sería fácil, esta es por lejos una prueba de amor total, afortunadamente aún hay tiempo, y si sabemos utilizar esta herramienta, tenemos entonces la fuerza más poderosa del Universo.

Franz Kramer, gerente comercial y fundador de Enfaena S.A., empresa miembro de la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR)

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